Una nueva vacuna para el dolor de oídos infantil
La otitis media es una infección secundaria que aparece de manera frecuente tras una gripe o un resfriado. Las bacterias responsables de esta infección son fundamentalmente Moraxella catarrhalis (M. catarrhalis) y Haemophilus influenza (H. influenza). El empleo de vacunas frente a los neumococos, que permiten prevenir la infección secundaria por otra bacteria patógena denominada Streptococcus pneumoniae, parece haber incrementado la prevalencia de las dos especies anteriores. Debido al dolor y a las molestias que causa, con frecuencia se recetan antibióticos frente a esta infección. El objetivo del proyecto OMVAC, financiado por la UE, consistió en desarrollar terapias efectivas que permitieran reemplazar a los antibióticos, los cuales en muchas ocasiones no resultan eficaces debido a que los microorganismos se vuelven resistentes. Los investigadores del proyecto trataron de identificar antígenos proteicos adecuados para el desarrollo de una vacuna profiláctica. Esto no solo resultaría ventajoso en cuanto a la prevención, sino que además permitiría evitar los altos costes relacionados con el tratamiento de situaciones crónicas que podrían desarrollarse en el futuro, como la pérdida auditiva y la conjuntivitis. A partir de variedades no genotipables de H. influenza (NTHi) y de M. catarrhalis (Mcat), se generaron antígenos proteicos para la realización de ensayos preclínicos en modelos animales. Los investigadores de OMVAC validaron los antígenos mediante procedimientos serológicos, genéticos, genómicos y bioinformáticos. El proyecto logró identificar nuevos antígenos con potencial interés para la generación de patentes. Las futuras investigaciones permitirán obtener más datos preclínicos acerca de la eficacia y la seguridad de estos antígenos, algo necesario para su utilización como vacunas profilácticas. Los resultados del proyecto OMVAC tendrán muchos beneficios para la medicina pediátrica. La generación de una vacuna sostenible frente a la otitis media implicaría una reducción en el uso de antibióticos y una menor probabilidad de complicaciones posteriores graves para el paciente.