Los recuerdos desagradables son cosa del pasado
Los comportamientos asociados al miedo, como la evasión y la agresividad, son útiles en el mundo de los mamíferos para hacer frente a diferentes amenazas provenientes del medio ambiente. En humanos, la adquisición del miedo debe ser seguida por su extinción para evitar así el desarrollo de trastornos de ansiedad como el trastorno o síndrome de estrés post-traumático (PTSD). Estudios previos en roedores demostraron la importancia de las conexiones reciprocas entre el córtex prefrontal medial (mPFC) y la amígdala en relación con la adquisición y la extinción del miedo asociado a determinadas situaciones u objetos. Sin embargo, la ruta neuronal mPFC-amígdala es mucho más compleja en primates que en ratones. Por tanto, con el objetivo de mejorar el conocimiento de estos procesos en primates, los socios del proyecto financiado por la Unión Europea AMY-MPFC-EXTINCTION desarrollaron un modelo de primate para el aprendizaje emocional, empleando el condicionamiento tono-olor, donde los sujetos asocian olores agradables y desagradables con sonidos de diferentes tonos. Los investigadores registraron la estimulación eléctrica de la amígdala y del mPFC en monos despiertos y activos y en humanos durante el reposo. Después de la inactivación temporal de una de las estructuras cerebrales, se registró el nivel de estimulación durante la adquisición, la recuperación espontánea y la extinción del miedo. Empleando estos datos, los socios del proyecto AMY-MPFC-EXTINCTION monitorizaron los códigos neuronales que subyacen al aprendizaje y la consolidación de recuerdos positivos y negativos, la extinción de recuerdos negativos y la incapacidad para eliminarlos. Es más, los investigadores demostraron que podían manipular directamente la ruta neuronal córtex prefrontal medial-amígdala para prevenir la rememoración de recuerdos desagradables, lo que constituye un descubrimiento científico de gran importancia. El conocimiento de los mecanismos que subyacen a las rutas neuronales responsables del aprendizaje y la memoria de emociones negativas podría proporcionar la base para la manipulación precisa de la transferencia neural de la información. Además, la prevención del recuerdo de experiencias negativas podría conducir al desarrollo de terapias para trastornos de ansiedad como el PTSD.