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"Stress and the aging brain: the interplay between genetic susceptibility, aging and psychosocial stress on early symptoms of dementia"

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Factores que predisponen a la demencia senil

Las personas mayores que han vivido situaciones de angustia en su vida, como pueden ser la pérdida de seres queridos y situaciones de estrés, corren mayores riesgos de sufrir demencia senil. Unos investigadores de la Unión Europea han estudiado el papel que juega el estrés psicosocial en la aparición de la demencia senil y sus síntomas.

Las personas que sufren de demencia senil no pueden realizar actividades con normalidad debido a dificultades para razonar, pensar y memorizar. En la actualidad el riesgo acumulado de sufrir demencia senil es del 20 % y, dado el envejecimiento de la población, se estima que esta cifra a la larga ascenderá a aproximadamente el 50 %. El equipo de trabajo del proyecto STAGED recogió datos de cinco estudios longitudinales sobre envejecimiento, tres estudios del Registro Sueco de Gemelos y dos estudios del Centro de Investigaciones sobre el Envejecimiento(se abrirá en una nueva ventana) . Estos estudios revelaron que existen ciertos factores que aceleran la aparición de la demencia senil. Estos incluyen el momento en el que la persona sufre experiencias de vida estresantes y la frecuencia de estas experiencias, la susceptibilidad genética y el acortamiento de los telómeros. Uno de los primeros indicios de la demencia senil es el menor tamaño del hipocampo, la porción del cerebro relacionada con la orientación espacial y la memoria. Un hallazgo importante es que las experiencias vitales estresantes que afectan al hipocampo son las que sufre la persona antes de los dieciocho años de edad. En cambio, las experiencias vitales estresantes sufridas a mayor edad causan solamente un aumento pasajero del tamaño del núcleo amigdalino, una porción del cerebro relacionada con las emociones y la sensibilidad al estrés. El riesgo cardiovascular es mayor para las personas que sufren dos o más situaciones de estrés en su vida. Esto a su vez aumenta el riesgo de aparición de demencia senil en los quince años siguientes de vida del individuo, tres veces antes que en el caso de los individuos que no han sufrido estas experiencias de estrés. Los telómeros son secuencias de nucleótidos repetitivas ubicadas en los extremos de los cromosomas. Curiosamente, el análisis reveló que en las personas con telómeros más cortos que han vivido dos o más experiencias de estrés existe un deterioro más severo de la memoria en el tiempo. Los genes FKBP5 y NR3C2 se asocian con los trastornos del estado de ánimo, la sensibilidad al estrés y el deterioro cognitivo. Las personas que han vivido dos o más situaciones de estrés y que además son portadoras de polimorfismos de un solo nucleótido en estos genes presentan mayor deterioro de la memoria en el tiempo. En contraste, el deterioro de la memoria no era tal si la persona había sufrido solamente uno de estos factores. Los resultados de STAGED aportan conocimientos más profundos sobre los factores que facilitan la aparición de la demencia senil. Los prestadores de servicios sanitarios y los responsables de las políticas pueden utilizar esta información para identificar a los individuos con alto riesgo y optimizar su atención clínica. Será posible así retrasar la aparición de la demencia senil o atender la gravedad de los síntomas para mejorar la calidad de vida de las personas.

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