Claves genéticas de la adaptación de las especies
Las especies invasoras suponen un problema económico para países de todo el mundo, también de la Unión Europea. Por tanto, es fundamental que las investigaciones sobre procesos invasivos contemplen todos los aspectos, incluidos los mecanismos y los factores genéticos que intervienen en estos fenómenos. El topillo rojo es un pequeño roedor que habita en casi toda Eurasia y fue descubierto por primera vez en Irlanda en la década de 1960. Este pequeño mamífero presenta un rápido patrón de expansión y por tanto constituye un excelente modelo natural para estudiar el componente genético de las invasiones. El proyecto «Genetics of an invasive species and its parasites: the bank vole in Ireland» (INVASIVOLE), financiado con fondos europeos, tenía como objetivo reconstruir la historia de la invasión del topillo rojo y su diversificación genética durante el proceso. El equipo investigador se basó en datos de una campaña de campo y varios estudios anteriores sobre la distribución geográfica de este animal para calcular su tasa de expansión, que resultó ser de 2,5 kilómetros al año aproximadamente. El análisis genotípico de cerca de 6 000 loci asociados a polimorfismos de nucleótido simple de 281 ejemplares procedentes de distintas áreas permitió recabar información valiosísima sobre la diversidad genética de esta especie. Las muestras se recogieron en áreas representativas de distintos puntos a lo largo del eje de expansión, aún en curso, desde el lugar en el que se introdujo la especie hasta su última línea de avance. Los investigadores detectaron una menor diversidad genética en los topillos a medida que su población se propagaba. Asimismo, identificaron mutaciones capaces de dirigir el proceso de selección. Entre los genes candidatos se incluían algunos susceptibles de influir en el comportamiento o la función inmunológica. A fin de evaluar las capacidades de la población en expansión y establecer una relación con su menor diversidad genética, los científicos llevaron a cabo análisis morfométricos de varios ejemplares de estos animales. Estos datos, unidos a los resultados de los análisis de parásitos practicados a los mismos ejemplares, permitirán al equipo ofrecer una imagen más nítida del proceso de invasión del topillo rojo. En su conjunto, los resultados de INVASIVOLE demuestran que el estudio genético de especies invasoras puede ayudar a desentrañar estos complejos procesos. La aplicación de la información recabada a las estrategias de control de plagas ayudaría a proteger los ecosistemas y redundaría en beneficio de la biodiversidad, la agricultura, la pesca y la salud pública.