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The young social brain at work: from neurobiology to innovative pharmacotherapies for autism spectrum disorders

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Los trastornos del espectro autista desde la perspectiva de la conducta social

Un equipo de científicos realiza experimentos con ratas para descubrir las vías y neurotransmisores del cerebro que afectan al comportamiento social de los niños con trastornos del espectro autista (TEA). Su objetivo es desarrollar nuevos fármacos para tratar las disfunciones conductuales.

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El TEA es uno de los trastornos psiquiátricos infantiles más graves, siendo la disfunción social uno de sus síntomas más incapacitantes. A pesar de su prevalencia —uno de cada sesenta y ocho niños padece alguna forma de TEA— es poco lo que se sabe de sus causas neurobiológicas. Ello dificulta el desarrollo de fármacos para reconducir su conducta social. El proyecto financiado con fondos europeos SOCIALBRAIN (The young social brain at work: From neurobiology to innovative pharmacotherapies for autism spectrum disorders) se puso en marcha con el objetivo de identificar los circuitos neuronales que estimulan el interés de los niños por el juego, un comportamiento social esencial para el desarrollo de todos los mamíferos durante sus primeros años de vida. Dado que los niños que padecen este trastorno ven mermadas sus habilidades de juego colectivo, los investigadores utilizaron un modelo animal de TEA para estudiar la posibilidad de reducir esta disfunción mediante fármacos capaces de estimular las conductas de juego social. Los socios de SOCIALBRAIN utilizaron ratas adolescentes como modelo para determinar la importancia de las sustancias químicas que controlan el centro de placer y recompensa del cerebro en niños con TEA. Estos neurotransmisores son responsables de los sentimientos positivos que provocan los alimentos, el sexo o las drogas, y también son los que convierten el juego social en una actividad extremadamente gratificante. El equipo identificó las áreas del cerebro de las ratas que estimulan estos neurotransmisores, así como las vías químicas que se activan con el juego social. Para inducir síntomas similares a los del TEA en los roedores, los investigadores expusieron a los embriones a ácido valproico, un fármaco utilizado habitualmente para tratar trastornos neurológicos como la epilepsia. A continuación analizaron los cambios que se producían en el cerebro a consecuencia de estas alteraciones conductuales, lo que les permitió descubrir sistemas y procesos del cerebro susceptibles de convertirse en dianas terapéuticas. Entre ellos se incluye el sistema endocannabinoide, el metabolismo del colesterol y el sistema de comunicación intestino-nervio-microbiota-cerebro. Siguiendo esta premisa, el consorcio constató que los fármacos que incidían en el sistema endocannabinoide corregían varias conductas sociales disfuncionales de las ratas adolescentes y adultas con síntomas propios del TEA. El modelo de roedor de disfunción social de SOCIALBRAIN ayudará a la comunidad científica a desentrañar los factores neurobiológicos que subyacen al comportamiento social humano. El estudio de los efectos de los fármacos que estimulan el juego social en ratas con un trastorno conductual también podría dar lugar al desarrollo de nuevos tratamientos para los niños con TEA.

Palabras clave

Conducta social, trastornos del espectro autista, neurotransmisores, SOCIALBRAIN, endocannabinoide

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