La industria de la automoción pide más I+D para afrontar los retos que se avecinan
La industria europea del automóvil quisiera que se invirtiera más en investigación y desarrollo (I+D) para, de ese modo, poder hacer frente a los nuevos retos que afectarán al transporte. El 8 de noviembre de 2007 el Consejo Europeo de I+D de la Industria del Automóvil (EUCAR) celebró su congreso anual, en el que los participantes coincidieron al señalar que durante 2007 se habían logrado resultados importantes. Sin embargo, «se han identificado nuevos retos para el futuro. Creemos que se necesita aumentar la actividad y las contribuciones investigadoras», afirmó Lars-Göran Rosengren, vicepresidente de Volvo para la innovación y la estrategia y presidente de EUCAR durante 2007. «Es imprescindible contar con un enfoque integrado que abarque la industria de la energía y el combustible, los proveedores, los usuarios y propietarios de vehículos, el tráfico y los operadores de transporte, así como las autoridades clave a nivel comunitario y estatal», añadió el Sr. Rosengren. Uno de los retos identificados por el Sr. Rosengren podría consistir en nuevas normas con respecto a las emisiones de CO2 que están actualmente avanzando en el proceso legislativo de la UE. De cara a 2008, el futuro presidente de EUCAR, Christoph Huss, de BMW, declaró que una mayor colaboración entre todas las partes interesadas clave permitirá a la industria ofrecer resultados con rapidez e incrementar la actividad en I+D. Asimismo, destacó la producción de energía renovable y los combustibles alternativos como las áreas de investigación prioritarias para las próximas décadas. «La movilidad y el transporte de mercancías y personas son áreas en las que la industria de la automoción debería fortalecer más su compromiso, y utilizaremos EUCAR como nuestro organismo común para hacerlo», comentó el Sr. Huss. El transporte por carretera está sometido a presiones desde diversos ángulos en Europa. En muchas regiones está creciendo la demanda de movilidad y el transporte de mercancías, pero en algunas partes de Europa la red vial ya ha alcanzado su capacidad máxima. Además, está aumentando el precio de las materias primas, y los indicios relativos a los efectos de las emisiones en el cambio climático están presionando a la industria de la automoción para que produzca coches más ecológicos. En febrero, la Comisión Europea adoptó una propuesta referente a la introducción de límites máximos en las emisiones de CO2 de los automóviles. A finales de octubre, el Parlamento Europeo adoptó un informe sobre esta propuesta, respaldando las reducciones del CO2. A pesar de que «se dispone de la tecnología necesaria para cambiar las cosas considerablemente en un período de tiempo breve, la industria se encuentra en un punto muerto por lo que respecta a reducir las emisiones de CO2», señaló el eurodiputado británico y relator Chris Davies. Los miembros del Parlamento Europeo respaldaron la propuesta de la Comisión de limitar el promedio de emisiones de los automóviles de pasajeros del mercado de la UE a 125 gramos de CO2 por kilómetro a partir de 2015. Este objetivo deberá cumplirse «únicamente por medios técnicos», lo que significa que los fabricantes no pueden recurrir a otras medidas de ahorro de CO2, como biocombustibles, neumáticos especiales o la mejora de los sistemas de aire acondicionado. Conscientes de los retos que implican estos objetivos, los eurodiputados votaron permitir a los fabricantes excluir «quinientos vehículos identificados al año de los datos utilizados para determinar el promedio de emisiones». La ACEA (Asociación de Constructores Europeos de Automóviles) ha apoyado una rebaja de las emisiones de CO2 de los coches, si bien desaconsejó «centrarse excesivamente en la tecnología de los vehículos». «La solución adecuada para reducir las emisiones de CO2 de los coches y proteger los empleos y las inversiones en Europa es un enfoque integrado, que combine la continuidad de las mejoras en la tecnología de los vehículos, el aumento del uso de combustibles alternativos, la mejora de las infraestructuras y de la gestión del tráfico, un modo de conducción más económico y la armonización de los gravámenes fiscales relacionados con el CO2», se lee en un comunicado de la ACEA.