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Un proyecto de la UE muestra que una alimentación adecuada mantiene el cuerpo sano

Las frutas, las verduras y los frutos secos son sólo algunos de los alimentos que forman parte de un grupo de compuestos químicos antioxidantes llamados flavonoides. Cada vez son más los indicios de que los flavonoides, parte del grupo de los polifenoles, mantienen a los human...

Las frutas, las verduras y los frutos secos son sólo algunos de los alimentos que forman parte de un grupo de compuestos químicos antioxidantes llamados flavonoides. Cada vez son más los indicios de que los flavonoides, parte del grupo de los polifenoles, mantienen a los humanos sanos y combaten el cáncer y las enfermedades cardiovasculares y degenerativas. FLORA, un proyecto de 3,3 millones de euros financiado con fondos comunitarios, está ayudando a las personas a entender el vínculo que existe entre la dieta y la salud, además de los efectos beneficiosos que los flavonoides tienen sobre los humanos. Los descubrimientos de un estudio de FLORA han sido publicados recientemente en la Journal of Nutrition. «Hasta ahora las actividades biológicas y protectoras de varios flavonoides se han estudiado a fondo in vitro, en ensayos basados en células», explicó la investigadora y autora principal del estudio, la Dra. Marie-Claire Toufektsian de la Universidad Joseph Fourier de Grenoble (Francia). «Sin embargo, este tipo de enfoque tiene una limitación importante: es extremadamente difícil evaluar con precisión la naturaleza de todos los flavonoides absorbidos tras la consumición de las plantas presentes en una comida determinada.» En otras palabras, «las células cultivadas en el laboratorio por sí solas no son suficiente para estudiar el complejo mecanismo de absorción de los flavonoides presentes en los alimentos», comentó. Por esta razón, los investigadores decidieron estudiar los efectos que la ingesta de plantas ricas en polifenoles tiene sobre los animales. Se eligieron dos tipos de maíz para el estudio; uno que contenía antocianinas, un tipo de flavonoide, y el otro que era una variedad de maíz sin antocianinas. Los granos de estas dos clases de maíz se les suministraron a ratas como parte de su dieta durante un par de meses. Los investigadores midieron los niveles de antocianina en la orina y el plasma de las ratas de los dos grupos y, a continuación, prestaron especial atención a si se producían cambios en el miocardio (corazón) y señales de infarto de miocardio o de ataque cardíaco. «Hallamos que el consumo crónico y la absorción eficaz de las antocianinas hacía a las ratas más resistentes frente a los infartos de miocardio», comentó la Dra. Toufektsian. «Es decir, el tamaño del infarto se veía reducido considerablemente en las ratas que habían seguido la dieta rica en antocianinas.» La Dra. indicó también que mientras que los resultados son prometedores, se debe llevar cuidado puesto que los mecanismos celulares de la protección todavía no están determinados de forma clara. «Puede haber diferencias entre los humanos y las ratas, por ejemplo, en términos del metabolismo y la absorción de los flavonoides», añadió. También es importante tener en cuenta la cantidad de antocianinas ingerida por las ratas. «Las ratas que se alimentaban de flavonoides ricos en antocianinas recibieron alrededor de trece veces más antocianinas que la mayoría de las personas que siguen una dieta occidental normal, en la que el consumo diario de flavonoides es relativamente bajo y la ingesta media de antocianinas se calcula que es de 12 miligramos por día», explicó la coordinadora científica de FLORA, Maria Benedetta Donati de la Universidad Católica de Campobasso (Italia), quien también participó en el proyecto FLORA. Los investigadores también examinaron la dieta mediterránea debido a su contenido rico en flavonoides. «El contenido de antocianinas de la dieta tradicional mediterránea es mucho mayor que el de la dieta occidental, lo que podría explicar por qué la dieta mediterránea ayuda a proteger al corazón», apuntó el Dr. Michel de Lorgeril, también de la Universidad Joseph Fourier. El proyecto FLORA espera ahora seguir el estudio mediante la investigación llevada a cabo con voluntarios humanos sobre los efectos beneficiosos de las antocianinas del zumo de las naranjas sanguinas, una de las fuentes de flavonoides más generosas.

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