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Brain-speech tracking in noisy conditions: towards the identification and remediation of dyslexia.

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La forma en que el cerebro procesa el habla en un ambiente ruidoso podría ser un indicador de dislexia

La dislexia es frustrante para quien la padece y, si no se diagnostica, puede ser potencialmente perjudicial para el rendimiento académico y las oportunidades vitales. El diagnóstico temprano puede marcar la diferencia entre un rendimiento bajo y el éxito. Ahora, gracias al apoyo de la Unión Europea, la mejora de los índices de diagnóstico podría estar un paso más cerca.

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Entre el 10 y el 15 % de las personas padecen dislexia. Según un informe publicado recientemente, esto significa que la dislexia es la diferencia específica de aprendizaje más común, que afecta a entre 6,6 y 9,9 millones de personas solo en el Reino Unido. Entre 800 000 y 1,3 millones de ellas son jóvenes en formación. En el Reino Unido, más del 80 % de los niños disléxicos abandonan la escuela sin haber sido diagnosticados, según señala el presidente del Grupo Parlamentario de Todos los Partidos del Reino Unido (APPG, por sus siglas en inglés) sobre la Dislexia y otras Dificultades Específicas del Aprendizaje (SpLD, por sus siglas en inglés). Esto suele tener importantes efectos en sus perspectivas académicas y laborales. Las causas de la enfermedad siguen sin estar claras. Sin embargo, los trabajos realizados por Mathieu Bourguignon, investigador del Centro de Investigación en Cognición y Neurociencias (ULB) de Bruselas, tuvieron en cuenta la base neuronal de la dislexia y la dificultad que tienen los lectores disléxicos para procesar el habla con ruido.

Estrategias de lectura

El déficit fonológico de la dislexia y su acentuación en presencia de ruido se identificaron por primera vez a principios de los años ochenta del siglo pasado. Aunque actualmente se reconoce que la dislexia es un trastorno que se debe a múltiples factores, el déficit fonológico sigue considerándose el factor dominante. Para entender los hallazgos del proyecto DysTrack, es importante comprender cómo leemos. Bourguignon, que recibió apoyo en el marco del programa de Acciones Marie Skłodowska-Curie, explica: «Hay dos estrategias diferentes. La primera consiste en leer las palabras letra por letra y convertir cada letra en su correspondiente sonido. La segunda estrategia es leer las palabras de una vez y reconocerlas directamente en base a su imagen visual». «La primera estrategia se utiliza para leer palabras desconocidas y cuando se aprende a leer, y la segunda es la seña de identidad de la lectura fluida».

Conocer la forma en que el cerebro procesa el habla

Cuando las neuronas se activan, a través de ellas fluyen pequeñas corrientes, las cuales generan campos magnéticos y eléctricos que pueden medirse en el cuero cabelludo con los sensores apropiados. DysTrack utilizó esta técnica, denominada «magnetoencefalografía», para evaluar cómo la actividad cerebral de los sujetos se correlacionaba con algunas propiedades de las señales del habla. En total, en el estudio participaron noventa y nueve niños de seis a doce años, a veintiséis de los cuales se les había diagnosticado dislexia. Todos eran hablantes nativos de francés. Neuropsicólogos expertos evaluaron la capacidad de lectura, la memoria, el lenguaje, las competencias lingüísticas, el coeficiente intelectual y otras habilidades relevantes de cada participante. Los niños escucharon alrededor de veinte minutos de una historia con diferentes tipos de ruido de fondo de forma simultánea. Su actividad cerebral se registró mediante magnetoencefalografía. En ese entorno, los investigadores pudieron correlacionar las capacidades de lectura con el grado de sincronización entre la actividad cerebral y las señales del habla en las diferentes condiciones de ruido. Encontraron una modesta correlación de 0,4 entre las mediciones de la capacidad del cerebro para identificar el habla con el ruido de una fiesta tranquila y la madurez de la segunda estrategia de lectura. «Estos resultados son muy prometedores. La relación entre la capacidad de distinguir el habla en un entorno ruidoso y el éxito en cuanto a la lectura abre nuevas vías de diagnóstico, pero se necesitaría seguir investigando para convertirlas en una aplicación apta para detectar la dislexia», indica Bourguignon.

De la investigación a la herramienta de diagnóstico, ¿qué será lo siguiente?

Un ejemplo de investigación de seguimiento potencialmente útil sería determinar si la técnica puede hacerse más accesible. «Sería fascinante comprobar si se pueden obtener resultados similares con sistemas de electroencefalografía convencionales». Bourguignon, que reflejó sus conclusiones en el artículo «Cortical tracking of speech in noise accounts for reading strategies in children», está llevando a cabo actualmente un estudio para evaluar en qué medida esos marcadores medidos en los niños, antes de que aprendan a leer, predicen sus futuras capacidades de lectura.

Palabras clave

DysTrack, dislexia, actividad cerebral, diferencia específica de aprendizaje, habla, ruido, cerebro, diagnóstico, magnetoencefalografía, lectura

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