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Towards a sustainable agro-food INDUstry: Capacity building programmes in Energy efficiency

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Formar a los empleados aumenta el ahorro de energía en el lugar de trabajo

Un innovador enfoque para cambiar las conductas en el lugar de trabajo ha descubierto que formar a los empleados en métodos de ahorro de energía mejora significativamente el ahorro energético en las empresas del sector de los alimentos y las bebidas.

El ahorro de energía no depende únicamente de unos edificios más eficientes o unos procesos industriales simplificados. El proyecto financiado con fondos europeos INDUCE(se abrirá en una nueva ventana) ha descubierto que la formación del personal y la dirección, así como su implicación en iniciativas de ahorro de energía, resultan más eficaces porque modifican actitudes y conductas en el lugar de trabajo. «Hemos diseñado un enfoque diferente de la formación que se puede adaptar a cada empresa. La idea es crear una cultura de la energía en las empresas que mejore la eficacia energética», comenta Gema Millán Ballesteros, coordinadora del proyecto y responsable de proyectos tecnológicos en la Fundación CIRCE(se abrirá en una nueva ventana) (Centro de Investigación de Recursos y Consumos Energéticos) en Zaragoza. INDUCE desarrolló una plataforma de acceso libre con materiales de formación y clases en línea para que las empresas mejoren su eficacia energética. Pero la clave para un ahorro energético en toda la empresa es el programa de formación centrado en las personas y específico para cada empresa que ha desarrollado el proyecto y que comienza con una evaluación energética de cada empresa. El proyecto puso en práctica el sistema de formación para mejorar la gestión energética y la conducta de ahorro de energía en quince empresas piloto en Francia, Alemania, los Países Bajos y España, que en conjunto representan alrededor del 45 % de la industria de los alimentos y las bebidas en la Unión Europea, un importante sector económico. «Realizamos un análisis empresa por empresa porque las participantes en nuestra actividad piloto eran muy diferentes: las había grandes y pequeñas, así como de diferentes sectores de la alimentación y las bebidas. Llevamos a cabo diversas encuestas y entrevistas, y colaboramos muy estrechamente con los directores para analizar la situación energética y las preocupaciones energéticas de la empresa, de modo que los módulos de formación se pueden combinar de forma diferente para cada empresa», explica Millán.

Sistema de formación centrado en las personas

Los cursos se diseñaron para tres niveles diferentes (directores generales de las empresas, responsables de departamentos y empleados en general) y con una duración de alrededor de veinte horas a lo largo de dos o tres días, según la disponibilidad de los trabajadores. Pero el liderazgo en la empresa es un factor importante. Según Millán, si un director de un puesto elevado utiliza los conocimientos para impulsar iniciativas de ahorro energético entre el resto de los empleados, es más probable que se logre ahorrar energía. «Diversas empresas diseñaron un plan de acción con sus empleados para modificar diferentes aspectos de la empresa y, además, realizar inversiones para poner en práctica medidas de ahorro de energía», añade. La medida más habitual fue modificar la iluminación. Otra, que no requiere inversión, es que todos los empelados apaguen sus ordenadores al final de la jornada de trabajo. En la formación del proyecto participaron unos 641 empleados. Además, se capacitaron sesenta y tres formadores (una media de quince por país) en el método de enseñanza, que continuarán trabajando con nuevas empresas. «Los formadores eran expertos en energía, por lo que tuvimos que capacitarlos en este enfoque centrado en las personas», explica Millán. Y añade: «Este innovador enfoque y comprender la psicología de los usuarios puede resultar extraño y, para los técnicos, difícil de entender inicialmente».

Un recorte de emisiones y consumo energético mejor de lo previsto

Los resultados superaron con creces los objetivos fijados al inicio del proyecto. La puesta en práctica de la formación ahorró a las empresas piloto alrededor de veinte millones de euros al año. «Duplicar los resultados en trescientas empresas representaría un ahorro de cerca de quinientos cuarenta millones EUR al año», explica la coordinadora del proyecto INDUCE, Clara Lorente Almenara, responsable de desarrollo de mercado en la Fundación CIRCE. Añade que el proyecto dio lugar a 490 medidas de eficacia energética que ahorrarán 554 gigavatios (GW) por hora en las empresas piloto, prácticamente 5 veces más que el objetivo del proyecto de ahorrar 106 GW por hora en energía primaria. Además, las empresas piloto que apliquen la formación del proyecto recortarían unas 13,5 kilotoneladas de emisiones de carbono al año, según los cálculos del proyecto.

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