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En busca de la colaboración interinstitucional en el sistema penitenciario

Un grupo de investigadores ha desarrollado el modelo de laboratorio de cambio CO-LAB para la transformación del lugar de trabajo en el contexto de la justicia penal.

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La preparación de los delincuentes para su reinserción en la sociedad y llevar una vida sin delinquir es una labor compleja en la que intervienen muchos agentes, como los servicios de justicia penal, salud y bienestar. La colaboración eficaz entre estos agentes, que incluye a los delincuentes, resulta necesaria para desenvolverse con eficacia en este sistema y contribuir a garantizar el bienestar de los reclusos. Sin embargo, existen dificultades para lograrlo, como la falta de contacto entre los organismos. «El modelo de laboratorio de cambio (MLC), un programa de transformación del lugar de trabajo, se consideró como una posible herramienta para promover el trabajo colaborativo y la innovación entre organismos. Sin embargo, el MLC, que ha tenido un gran éxito a nivel internacional y en otros contextos prácticos, supone una novedad para el desarrollo de servicios en el contexto de la justicia penal y requería una validación en dicho entorno antes de su aplicación», explica Sarah Hean, coordinadora del proyecto CO-LAB. «En este contexto, el equipo del proyecto CO-LAB, financiado con fondos europeos y con el apoyo de las Acciones Marie Skłodowska-Curie, pretendía examinar las adaptaciones necesarias para maximizar las probabilidades de éxito del MLC, en caso de aplicarse en este nuevo entorno en el futuro», señala Hean.

Desarrollo de un modelo basado en el MLC

La labor de CO-LAB ha proporcionado resultados diversos. Para empezar, la actividad del proyecto ha permitido comprender los desafíos a los que se enfrenta la práctica de la colaboración interinstitucional en el sistema de justicia penal, al captar la perspectiva de los profesionales de primera línea y de los delincuentes, que hasta ahora había sido poco estudiada. «También hemos desarrollado un modelo basado en el MLC que incorpora las dimensiones de los laboratorios transfronterizos, la autoconfrontación transversal y las metodologías inspiradas en el diseño conjunto. En el MLC de CO-LAB se ha hecho hincapié en la opinión de los reclusos», subraya Hean. A su vez, el proyecto ha desarrollado otras intervenciones y herramientas de evaluación relacionadas con el MLC CO-LAB. «Ello incluye la aplicación en las prisiones del método de reconocimiento precoz de la herramienta de evaluación de riesgos y el uso interinstitucional de Percepción del modelo de colaboración interprofesional (PINCOM), así como de las herramientas de evaluación de riesgos Gestión histórica de riesgos clínicos 20 (HCR-20)», añade Hean. Asimismo, el modelo resulta útil en otros grupos marginados que no son reclusos. «También ha demostrado ser útil en la gestión de la actividad de creación conjunta dentro de consorcios de investigación como CO-LAB. Todo ello repercute en el liderazgo y la puesta en marcha de otros grandes consorcios intersectoriales de ámbito internacional en toda Europa», subraya Hean. Los resultados del proyecto también se analizan en el pódcast «Better Together».

Repercusión en las prácticas de colaboración e innovación

«Creemos que el proyecto CO-LAB repercutirá en varias partes interesadas. A nivel más cercano, sabemos que CO-LAB ha repercutido en las organizaciones y el personal que participaron», confirma Hean. Ello pasa, entre otras cosas, por desarrollar la competencia cultural del personal y las competencias sobre prácticas empíricas. La labor de los proyectos también ha propiciado nuevos procedimientos de trabajo en las prácticas de las organizaciones. Por ejemplo, una organización de tutoría de reclusos y antiguos reclusos del sector terciario que forma parte del consorcio CO-LAB informó sobre el desarrollo de nuevas formaciones y procedimientos. «La repercusión del proyecto en la vida de los delincuentes se hizo evidente con la inclusión de un miembro afín en el consejo de administración de la organización del sector terciario», añade Hean. Ello se suma a la inclusión de la opinión de los delincuentes en los procesos de desarrollo continuo de sus servicios. A largo plazo, el proyecto prevé influir en las prácticas de colaboración e innovación de las organizaciones del ámbito de la justicia penal y las organizaciones conexas que no forman parte del consorcio CO-LAB y, en consecuencia, influir en la vida de los antiguos reclusos y de las personas en contacto con el sistema de justicia penal. «Esperamos fomentar una cultura de la innovación en el ámbito de la justicia penal y mejorar los modelos actuales de integración interinstitucional, colaboración interprofesional, así como de aprendizaje y desarrollo organizativo», concluye Hean.

Palabras clave

CO-LAB, modelo de laboratorio de cambio, MLC de CO-LAB, colaboración, sistema penitenciario, delincuentes, salud y bienestar, servicios de justicia penal

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