Qué nos puede decir la tala sobre los bosques
Los bosques ocupan una tercera parte de la superficie terrestre con vegetación y almacenan hasta el 65 % del carbono orgánico terrestre(se abrirá en una nueva ventana). También desempeñan un papel fundamental en el ciclo global del carbono y en el cambio climático. «En la actualidad, la mayoría de los bosques europeos están gestionados y sufren algún tipo de aprovechamiento maderero. Sin embargo, aunque es fundamental conocer la tala para entender los bosques europeos, se carece de información sobre cómo varían exactamente los regímenes de tala en Europa», observa Susanne Suvanto, beneficiaria de una beca de investigación individual de las Acciones Marie Skłodowska-Curie (MSCA, por sus siglas en inglés). Aquí es donde entra en juego el proyecto financiado con fondos europeos ForMMI, que cuenta con el apoyo de las MSCA(se abrirá en una nueva ventana). «Los objetivos originales del proyecto ForMMI se modificaron un poco a lo largo de los dos años de duración del proyecto. Nuestro objetivo principal cambió y pasó a cuantificar los regímenes de gestión en Europa, un elemento bastante importante para entender los bosques y su función como sumidero de carbono»(se abrirá en una nueva ventana), explica Suvanto.
Cuantificación empírica de los regímenes de tala europeos
El resultado principal del proyecto fue la cuantificación empírica de los actuales regímenes de tala europeos mediante el empleo de los datos de los inventarios forestales de once países. «Si bien la información disponible hasta ahora sobre la tala en Europa se centraba en la cantidad de madera extraída, nosotros nos interesamos en lo que pasa de verdad a escala de bosque, es decir, con qué frecuencia se realizan las talas y cómo de intensas son», afirma Suvanto. Con anterioridad, este tipo de información estaba disponible solo a escala regional o nacional, pero no a mayor escala. «Con todo, esta información es fundamental ya que las distintas estrategias de tala tienen efectos heterogéneos en el funcionamiento del ecosistema forestal, los diferentes servicios ecosistémicos que proporcionan los bosques y la resiliencia de los bosques a factores estresantes y perturbaciones externas», agrega Suvanto. Los resultados del proyecto revelan que existe una variación considerable entre las estrategias de tala en Europa, incluso en zonas en las que la intensidad total de tala es parecida. «Además, empleamos métodos de aprendizaje automático para crear modelos predictivos que se pudieran usar para calcular la probabilidad y la intensidad de una tala a escala de bosque», señala Suvanto. Los métodos de aprendizaje automático también ayudan a comprender qué factores determinan los regímenes de tala. Uno de los resultados principales fue que los regímenes de tala difieren de forma considerable entre países, ya que el aprovechamiento maderero se rige por la legislación nacional y las directrices de gestión forestal, así como por los objetivos y la historia del uso forestal de cada país. En la actualidad, se están terminando de escribir los artículos con los resultados del proyecto y, tan pronto como estén listos, se enviarán a revistas científicas.
Nueva información sobre la gestión forestal y el funcionamiento del ecosistema forestal
«Los resultados del proyecto ForMMI mejoran la comprensión sobre la forma en que se gestionan los bosques en Europa y revelan pautas en las talas forestales que, con anterioridad, no se podían probar con las fuentes de información disponibles. Este hecho tiene un gran potencial a la hora de ayudarnos a entender los bosques y su biodiversidad, así como los servicios ecosistémicos que proporcionan ya que, en Europa, los ecosistemas forestales están muy influidos por las actividades antrópicas», afirma Suvanto. En concreto, los resultados se emplearán para mejorar la descripción de la tala en los modelos de vegetación a gran escala. Hasta ahora, la gestión forestal se incluía en estos modelos a través de suposiciones simplificadas. Sin embargo, los resultados del proyecto permiten que los regímenes de tala en las simulaciones de los modelos se basen en información empírica sobre cómo se gestionan de verdad los bosques. «Esto nos ayuda a comprender, por ejemplo, cómo debemos cambiar las prácticas de gestión forestal en el futuro cuando las condiciones climáticas sean diferentes» concluye Suvanto.
 
           
         
             
        
                     
         
         
        