¿Pueden resfriarse los peces?
La respuesta sencilla a la pregunta de si un pez puede resfriarse o no es: no. Esto se debe a que los peces carecen de pulmones o aparato respiratorio(o una nariz por la que respirar, para el caso). Por este motivo nunca veremos a un pez con tos seca o goteo nasal. Esto no quiere decir que los peces no puedan enfermar, claro. «Los peces, al igual que los bivalvos como los mejillones y las ostras o los crustáceos como las gambas, intercambian oxígeno y dióxido de carbono a través de sus branquias», explica Nauwynck, de la Universidad de Gante de Bélgica. Los virus de transmisión hídrica han evolucionado para atacar las branquias del mismo modo que los virus de transmisión aérea han evolucionado para atacar los pulmones. «Las branquias están recubiertas con un tipo de moco que actúa a modo de barrera protectora. Cuando este moco se altera, pueden crearse aperturas que permiten a los virus infectar al animal. Sin embargo, esta infección no se definiría como tos o estornudos». Nauwynck señala que los crustáceos, incluidas las gambas, tienen una defensa adicional. Estos animales son tremendamente resistentes a los virus, en parte porque están protegidos por un caparazón, o cutícula. «Este es casi como plástico y actúa como una barrera sumamente eficaz —señala Nauwynck—. Es muy difícil infectar a un crustáceo incluso a través de las branquias, porque también están recubiertas por la cutícula».
Los secretos de las gambas
Con todo, esto no hace que las gambas sean totalmente inmunes. En todo el mundo, las pérdidas anuales por enfermedades en la acuicultura de gambas se estiman en torno a los 1 000 millones EUR y el 60 % de estas son causadas por patógenos víricos. Como virólogo veterinario, Nauwynck ha pasado varios años investigando la manera exacta cómo se infectan las gambas. Su equipo pudo identificar un nuevo sistema de órganos, denominado el nefrocomplejo, como el punto débil de la defensa de este animal. «El nefrocomplejo está formado por una vejiga y una especie de riñón, con sacos que los animales pueden llenar con fluidos —explica Nauwynck—. Este se encuentra en la cabeza, lo cual para nosotros resulta un poco descabellado. Hay una cavidad cerca de la boca, a través de la que el animal puede orinar». Nauwynck descubrió que es la cavidad por la pueden entrar los virus, porque es el único lugar de la superficie del animal que no está cubierta por la cutícula. Por tanto, para los crustáceos como las gambas la respiración no representa la mayor amenaza de infección viral, si no la micción. Nauwynck descubrió asimismo que el nefrocomplejo explica cómo crecen las gambas. «Las gambas están contenidas en este exoesqueleto —añade el experto—. Tienen que mudar el caparazón para crecer. Pero ¿cómo lo hacen?». Al rellenar los sacos del nefrocomplejo con agua, el animal puede conseguir salir del caparazón. Como la nueva cutícula de debajo todavía es blanda y flexible, la gamba puede seguir llenando los sacos de fluido, lo que le permite crecer. Tal y como señala Nauwynck: «Los virólogos no solo pueden solucionar problemas víricos».
Reducción de las infecciones de las gambas
Nauwynck ha continuado su investigación sobre las infecciones de las gambas, más recientemente a través del proyecto ShrimpLLH, financiado con fondos europeos y emprendido con el apoyo de las Acciones Marie Skłodowska-Curie. El trabajo llevado a cabo en este proyecto podría tener importantes implicaciones económicas para la industria pesquera. «Si bien la cría de la gamba está en auge, las infecciones víricas representan el mayor problema —explica Nauwynck—. Comprender que la micción presenta el mayor factor de riesgo nos brinda la oportunidad de abordarlo». Una manera sería creando razas menos agresivas, ya que las gambas miccionan constantemente, en parte como mecanismo de defensa contra sus rivales. De repente, escuchar a alguien tosiendo en el autobús no parece algo tan malo. Haga clic aquí para obtener más información sobre la investigación de Nauwynck: Ayudar a las gambas a defenderse de las enfermedades.
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