El pollo enigmático: nuevos datos sobre la domesticación primitiva
En el mundo hay veinticinco mil millones de pollos, unos tres por cada ser humano vivo. Su carne es una de las principales fuentes de proteínas y el ave un icono cultural. «Hay mucho desconocimiento de cuándo se domesticaron los pollos por primera vez, cómo se extendieron por el mundo y cómo se han adaptado a entornos naturales y culturales», afirma Ophélie Lebrasseur, zooarqueóloga del Centro de Antropobiología y Genómica de Toulouse(se abrirá en una nueva ventana) (CAGT), en Francia. Lebrasseur, investigadora principal del proyecto ARAUCANA(se abrirá en una nueva ventana), coordinado por el CAGT y el Instituto Nacional de Antropología y Pensamiento Latinoamericano(se abrirá en una nueva ventana) de Argentina, tenía previsto centrarse en los pollos de América Latina. Pero cuando la pandemia congeló sus planes de trabajar con muestras antiguas de la región, decidió concentrarse en construir un contexto mundial para la evolución de los pollos.
El cultivo del arroz impulsó la domesticación de los pollos
En colaboración con otros colegas, entre ellos Joris Peters(se abrirá en una nueva ventana) (sitio web en alemán), y con el apoyo de las Acciones Marie Skłodowska-Curie(se abrirá en una nueva ventana), examinó de forma crítica datos sobre pollos procedentes de seiscientos yacimientos arqueológicos de ochenta y nueve países. Debido a su forma y tamaño, los huesos de pollo pueden desplazarse fácilmente a través de las capas estratigráficas, lo que significa que huesos más recientes pueden estar presentes en contextos arqueológicos anteriores. Sin una datación directa por radiocarbono, la antiguedad de los huesos podría interpretarse erróneamente. «Volvimos a evaluar la seguridad de la datación de los huesos, así como la identificación de las especies, y descubrimos que los primeros huesos con estatus doméstico se encontraron en Tailandia Central, hace unos tres mil quinientos años. En realidad, es más tarde de lo que se pensaba», explica Lebrasseur. Este descubrimiento desafió las teorías establecidas y encajó una nueva pieza importante en el rompecabezas de la historia de los pollos. La domesticación se produjo simultáneamente con la llegada de la agricultura del arroz de montaña(se abrirá en una nueva ventana) a la región, algo que Lebrasseur considera que no es casual. «Esto cambió el entorno de los asentamientos humanos y lo hizo favorable para las gallinas, lo que posiblemente actuó como catalizador de la domesticación», señala. «Una vez que supimos que la domesticación estaba en marcha hace tres mil quinientos años, pudimos rastrear la dispersión a través de Asia y Oceanía, luego África y a lo largo del Mediterráneo hasta Europa».
Secuenciar los genomas de pollos latinoamericanos
Lebrasseur volvió entonces su atención a América Latina, donde se sabe poco sobre cómo han evolucionado y se han adaptado los pollos desde su introducción hace quinientos años. Creó una red zooarqueológica en Argentina, Brasil, México y Perú, optimizó un protocolo, desarrollado en el CAGT, para recuperar ADN antiguo de los delicados huesos de las aves y se propuso combinar el análisis zooarqueológico con el del genoma completo. En 2020, Brasil se había convertido en el mayor exportador mundial de pollos, pero aún se sabía muy poco sobre las adaptaciones evolutivas que crearon poblaciones diversas en toda Sudamérica. El equipo de Lebrasseur realizó la secuenciación del genoma completo de doce muestras de pollos antiguos. Una vez finalizado el procesamiento, los datos se incorporarán a la base de datos genómicos del Consorcio para la Diversidad Genómica del Pollo(se abrirá en una nueva ventana), que se publicará próximamente como datos de código abierto.
Las mejoras genéticas podrían socavar la diversidad genética de los pollos
Caracterizar la diversidad local de pollos es importante para la seguridad alimentaria. «Si no conocemos la diversidad genética que subyace a los rasgos ligados a la adaptación, corremos el riesgo de perderlos con los programas de mejora genética». «Los pollos comerciales no son genéticamente diversos. Si tenemos un patógeno letal para los pollos, sin biodiversidad las manadas podrían no sobrevivir», señala Lebrasseur. Los avances en paleogenómica, una forma más fiable de identificar las especies y un conjunto de datos de muestras que abarcan toda Sudamérica deberían permitir a Lebrasseur responder a una pregunta que ha dejado perplejos a los científicos durante años. ¿Quién introdujo primero los pollos en América Latina, los europeos del este o los polinesios del oeste?