Evaluación de las innovaciones para reducir el desperdicio de alimentos en la Unión Europea
La Unión Europea ha hecho de la reducción de la pérdida y desperdicio de alimentos una prioridad clave y uno de los cuatro pilares de la estrategia «De la Granja a la Mesa»(se abrirá en una nueva ventana). La pérdida y el desperdicio de alimentos se generan en todas las fases de la cadena de suministro, aunque los datos sugieren que más de la mitad se genera en los hogares, y un 11 % adicional en el consumo fuera del hogar, como restaurantes y comedores. Las cadenas de valor de alimentos perecederos se ven más afectadas por la pérdida y el desperdicio de alimentos. Por estos motivos, el proyecto LOWINFOOD(se abrirá en una nueva ventana), financiado con fondos europeos, se centró en la pérdida y el desperdicio de alimentos generados en las cadenas de suministro de alimentos perecederos (verduras, pan y marisco) y en el desperdicio de alimentos generado a nivel de consumo. El objetivo de LOWINFOOD era abordar el problema de la pérdida y el desperdicio de alimentos probando soluciones innovadoras en las que participaran las partes interesadas de toda la cadena alimentaria. El proyecto demostró una serie de soluciones tecnológicas, sociales y organizativas, evaluó su impacto en la reducción del desperdicio de alimentos y midió los efectos socioeconómicos y medioambientales relacionados dentro de las cadenas de valor objetivo. «Esperamos que los resultados puedan tener un impacto a largo plazo en las empresas del sector alimentario para aumentar su concienciación sobre las numerosas innovaciones contra la pérdida y el desperdicio de alimentos», afirma Clara Cicatiello, profesora asociada de Economía Agrícola en la Universidad de Tuscia(se abrirá en una nueva ventana) y coordinadora del proyecto LOWINFOOD. «Además, entregamos un conjunto de estrategias para apoyar a nivel político la difusión de innovaciones contra la pérdida y el desperdicio de alimentos».
Probar tecnologías de ahorro alimentario en cadenas de suministro reales
En LOWINFOOD participaron veintiocho beneficiarios, entre ellos diez socios de investigación, ocho empresas, siete socios del sector alimentario, dos instituciones públicas de apoyo a la reproducción de innovaciones y un socio de comunicación. El proyecto puso a prueba catorce innovaciones, la mayoría de las cuales ya existían a nivel de prototipo antes del proyecto. El objetivo del proyecto era probarlos en cadenas de suministro reales, como hogares, restaurantes, comedores escolares y panaderías. Algunos ejemplos son los productos para identificar el desperdicio de alimentos, otros que guardan productos alimenticios perecederos para procesarlos y revenderlos, y las hojas de ruta diseñadas para evitar el desperdicio de alimentos en los países europeos.
Evaluación de las innovaciones en diversos entornos
El equipo midió el impacto de las innovaciones utilizando un método de tres pilares, con indicadores que miden la pérdida de alimentos y la reducción de residuos respecto a una base de referencia, los efectos socioeconómicos y el impacto medioambiental. Dichos indicadores se definieron mediante un planteamiento multilateral, junto con todas las partes implicadas en la aplicación de las innovaciones. «Ha sido una iniciativa enorme teniendo en cuenta la diversidad de las innovaciones (que abarcan desde soluciones tecnológicas a innovaciones sociales) y la diversidad de contextos en que se han demostrado», señala Cicatiello. Cinco innovaciones demostraron ser muy eficaces para reducir la pérdida y el desperdicio de alimentos, mientras que las demás ofrecieron resultados interesantes, mostrando qué condiciones permiten un mejor rendimiento de las distintas innovaciones.
Investigación de seguimiento para reducir el desperdicio de alimentos
El consorcio LOWINFOOD sigue difundiendo los resultados del proyecto a través de una serie de actos. Un pequeño grupo de socios de investigación también prosigue la investigación sobre la pérdida de alimentos y la reducción de residuos en el proyecto WASTEWISE, financiado por Horizonte Europa. «También prevemos colaboraciones entre innovadores y socios comerciales, para explorar la posibilidad de combinar distintas soluciones que respondan mejor a las necesidades de las empresas del sector alimentario», añade Cicatiello.