¿Cómo «huele» el cerebro?
El olfato es un sentido muy importante y que no se valora en su justa medida. Pese a que se le ha dedicado un buen número de investigaciones, aún no se posee un conocimiento completo sobre la manera en que el encéfalo procesa y almacena distintos olores. Dada la gran complejidad del encéfalo humano, resulta conveniente empezar por estudiar estas cuestiones en organismos más simples. Así, el proyecto financiado con fondos europeos Mnemosmell se centró en Drosophila melanogaster, la mosca de la fruta común, para desentrañar los mecanismos de codificación y rastreo de olores. En Mnemosmell participa un equipo de especialistas en electrofisiología, genética molecular, análisis del comportamiento y modelado informático. Su labor se centró en el proceso de la quimiotaxis, que activa la reacción de un organismo a las sustancias químicas del entorno. Para recabar información sobre la manera en que el sistema olfativo escoge una dirección a partir de las señales percibidas, se organizó un nuevo experimento electrofisiológico en el laboratorio. Además se trabaja en el desarrollo de un nuevo programa informático con el que se pretende analizar el comportamiento de las larvas de la mosca de la fruta. Mnemosmell y otros proyectos de investigación apoyados por la Unión Europea ayudan a desentrañar un misterio de proporciones tan considerables como es el funcionamiento del encéfalo. Este conocimiento sin duda tendrá aplicaciones en biomedicina, entre ellas el desarrollo de terapias para lesiones del sistema nervioso central.
