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Cell wall-plasmalemma-cytoskeleton as a sensor in cold-induced plant resistance to fungal infection

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Eliminar el hongo del moho de la nieve

El hongo del moho de la nieve causa estragos entre el cereal de siembra en otoño y el pasto. En un proyecto europeo se logró un avance significativo en la identificación de los mecanismos de defensa de este patógeno.

En zonas con rachas de frío, Microdochium nivale (M. nivale) puede ser la causa del 50-90 % de pérdidas en los cultivos de cereales durante el invierno. Tal y como indica su nombre, el hongo puede aparecer y vivir bajo la nieve. Sin embargo, los cambios climáticos han agravado las posibles pérdidas. Además, el patógeno puede vivir en ambientes húmedos y muy fríos sin necesidad de cubierta de nieve. A veces, el daño producido al cultivo es tan grave que se debe plantar de nuevo una variedad de primavera. El proyecto Protect CROP («Pared celular-membrana plasmática-citoesqueleto como sensor para la resistencia inducida por el frío de la planta frente a la infección por hongo»), financiado por la Unión Europea, investigó los mecanismos de defensa naturales de triticale, un híbrido de trigo y centeno. La exposición de las plantas a bajas temperaturas en la fase de plántulas induce la resistencia de la planta frente al hongo. Este proceso, conocido como endurecimiento al frío, se basa en la inducción de interacciones entre la pared celular, la membrana y el citoesqueleto de la célula. Los objetivos del proyecto fueron determinar el tipo, la extensión y la duración de la resistencia inducida por el frío frente al patógeno. El estudio del papel que juega la pared celular junto con la membrana plasmática y el citoesqueleto en activar la resistencia permitió identificar las señales tempranas en plantas resistentes y no resistentes. Finalmente, se investigaron los mecanismo de resistencia y las interacciones entre el huésped y el agente patógeno. Los resultados del proyecto fueron muy esperanzadores y se podrán utilizar como base para tratar de inducir la resistencia en los cultivos de cereales de invierno. La prolongación del endurecimiento al frío hasta 90 días aumenta de forma lineal la resistencia frente al patógeno (hasta un nivel umbral). Sin embargo, la duración de la resistencia depende en alto grado de la composición genética de la planta. Es interesante destacar que el episodio de frío se «memoriza» y las plantas conservan la resistencia aún cuando desaparecen las condiciones para el endurecimiento, durante un máximo de cuatro semanas. Mientras tanto, la célula elabora una pared celular más compacta que servirá como resistencia pasiva. El conocimiento de los mecanismos de resistencia al frío frente a M. nivale es de gran utilidad para los fitogenetistas, pues pueden incorporar genes de resistencia en nuevas líneas de cultivo de cereales de invierno. Así, los esfuerzos realizados en el proyecto ofrecen resultados alentadores para todos los implicados en la producción de alimentos. Entre ellos se encuentran los especialistas en genética y en fisiología vegetal y los agricultores, colectivos para los que es de vital importancia la producción de cultivos sanos.

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