Desde el interior de la salud humana
Los antibióticos son vitales para combatir las enfermedades infecciosas. Sin embargo, su administración puede afectar al balance de las poblaciones bacterianas del tracto gastrointestinal (TGI), de gran importancia. Uno de los efectos secundarios perjudiciales del tratamiento prolongado con antibióticos es la diarrea asociada a antibióticos (DAA). Otra consecuencia adversa consiste en el desarrollo de resistencia a antibióticos, debida a la presión selectiva ejercida sobre las bacterias capaces de sobrevivir en presencia de estas sustancias. No está claro qué microorganismo en concreto es el causante de la DAA. Sin embargo, el descenso en la población de bacterias comensales que forman la comunidad intestinal suele verse acompañado de un aumento en la cantidad de bacterias patógenas. En particular, Clostridium difficile (C. difficile) tiende a proliferar en estas circunstancias, liberando toxinas inflamatorias que podrían producir diarrea y colitis. El proyecto Amidim, financiado por la UE, investigó los efectos del tratamiento prolongado con antibióticos en la salud humana. Además, sus responsables estudiaron en concreto el papel de C. difficile en la compleja ecología del TGI. Los científicos de Amidim estudiaron a pacientes con acné, que resultan ideales para este tipo de investigación por someterse frecuentemente a tratamientos de larga duración con antibióticos de amplio espectro, gozando por lo demás de un buen estado general de salud. Además, las tetraciclinas no se absorben completamente en el TGI superior, acumulándose a altas concentraciones en el colon, lo que la hace todavía más útil para este análisis. Con el fin de determinar si la diarrea se asociaba a cambios en la población bacteriana, los científicos monitorizaron la diversidad bacteriana en el colon. En comparación con la situación control, anterior al tratamiento, la administración de antibióticos produjo en efecto una alteración de la composición microbiana. Además, un mes después de interrumpir el tratamiento ésta no había retornado a su situación basal. Sin embargo, no se detectó la presencia de C. difficile. Posteriormente, mediante el empleo de chips de ADN, los científicos estudiaron la composición genética de una cepa de C. difficile, con el fin de determinar si la disponibilidad de hierro o los antibióticos afectan al genotipo de esta bacteria oportunista. La tetraciclina, un quelante de hierro, se une a este elemento formando complejos. La terapia antibiótica desencadena un desequilibrio en la compleja ecología del tracto digestivo humano. El trabajo de investigación llevado a cabo por el proyecto Amidim ha permitido obtener valiosa información acerca del efecto de los antibióticos sobre las bacterias del TGI y su influencia en la salud humana, así como sobre los mecanismos que conducen al desarrollo de resistencia a estos fármacos.