Una reflexión sobre la identidad de los europeos Un equipo de investigadores europeos ha examinado la diversidad de identidades europeas en nueve países. Se observaron características comunes y también singularidades de cada país, prestando especial atención a la formulación de las definiciones propias y a su mantenimiento en ámbitos sociales, culturales y sistémicos. Cambio climático y medio ambiente © Thinkstock El proceso de expansión e integración europea sigue su curso, y en el marco del proyecto IME se abordaron tres cuestiones primordiales relacionadas con las identidades europeas: qué son, cómo se forman y qué evolución podrían seguir. La investigación se centró en programas de edificación de la identidad nacional y abarcó los ámbitos de la política, la cultura, la historia y la religión. Los países estudiados fueron Bulgaria, Croacia, Finlandia, Francia, Alemania, Grecia, Hungría, Turquía y Reino Unido. Se estudió un conjunto común de cuestiones con el fin de comprender mejor la diversidad de identidades europeas en el continente y también a nivel de cada país por separado. En el marco de IME, la idea de las identidades europeas guardaba relación con las definiciones de «nosotros los europeos» propuestas y puestas en práctica por distintas entidades dentro de Europa y en sus proximidades. Sopesando la cuestión de la identidad en las sociedades modernas, el estudio siguió la teoría de las modernidades múltiples con vistas, además, a evaluar la viabilidad de su uso como marco para este tema en concreto. Ello permitió a los participantes en el proyecto examinar la modernización como proceso complejo, y también la influencia e importancia de la secularización, la racionalización y el progreso material. De este modo, IME puso en tela de juicio la noción convencional sobre las identidades europeas, sobre todo la suposición de que, con el tiempo, las distintas expresiones convergerán dando lugar a una identidad europea única y unificada. Con el fin de examinar los procesos de edificación de la identidad, los integrantes de IME siguieron métodos cualitativos para ahondar en el papel del estado y de la UE, de varios agentes no estatales (como organizaciones culturales y medios de comunicación) y también de individuos del ámbito privado. En cada país se efectuaron tres tandas de estudios de casos para esclarecer cuatro factores: tipo de estado, fuerza de la sociedad civil, tradición religiosa dominante y legados históricos geopolíticos. El trabajo teórico y de campo generó datos muy detallados sobre cada país y también permitió realizar comparaciones internacionales. De este modo, IME fue capaz de apreciar cambios en las identidades europeas en el tiempo. Los hallazgos pusieron de manifiesto su naturaleza, muy dinámica y cambiante. La investigación realizada dio unos frutos que contribuyen de manera notable al acervo de conocimientos disponibles sobre las identidades europeas. Sus hallazgos poseen relevancia para la elaboración de políticas, sobre todo las relacionadas con la integración. Suponen, además, una base importante con vistas a investigaciones futuras. Entretanto, proseguirán los debates sobre la identidad de Europa en un período caracterizado por cambios constantes en el clima político y en las circunstancias socioeconómicas.
