La investigación ayuda a que la Comisión establezca nuevas reglamentaciones de etiquetado para los OMG
El 25 de julio la Comisión Europea aprobó una nueva propuesta de reglamentación de los organismos modificados genéticamente (OMG) en Europa con el propósito de aumentar la confianza de los consumidores y mejorar la rastreabilidad de los OMG en la cadena alimentaria. Las medidas exigirán el rastreo de los OMG desde la granja hasta la mesa, y el etiquetado de todos los alimentos y piensos derivados de un OMG o que contengan un OMG. La legislación propone un enfoque centralizado, de "tamaño único", en la reglamentación de los OMG, sometiendo a los productos modificados genéticamente a una única evaluación científica realizada por la Autoridad Alimentaria Europea. Introduce por primera vez reglamentaciones específicas para los piensos animales genéticamente modificados, y amplía el etiquetado de modificación genética a todos los alimentos y piensos producidos a partir de OMG, con independencia de que en el producto final existan o no proteínas o ADN genéticamente modificados. La presencia accidental de hasta un uno por ciento de material genéticamente modificado en alimentos o piensos, sin embargo, quedará exenta de la obligación de etiquetado debido a la imposibilidad de garantizar el 100 por ciento de pureza durante el cultivo y el proceso. El Instituto de Sanidad y Protección del Consumidor (ISPC) del CCI, que desempeñará un papel importante en la prueba de los productos en los que haya OMG, recomendó el controvertido nivel del uno por ciento después de realizar pruebas que demostraban la imposibilidad de comprobar con exactitud la presencia de proteínas o ADN genéticamente modificados por debajo de este nivel. El Instituto de Materiales y Medidas de Referencia también ha desempeñado un papel importante en el desarrollo de materiales de referencia utilizados en la validación de métodos de muestreo y detección. Una portavoz del Comisario de Investigación, Philippe Busquin, destacó la importancia del papel del CCI, en los siguientes términos: "Si se desea etiquetar alimentos o piensos hay que crear un método fiable de comprobación: se trata de un proceso continuado." La Comisaria de Medio Ambiente Margot Wallström, protagonista clave en el desarrollo de las propuestas, ha afirmado: "Las disposiciones referentes a la rastreabilidad garantizan un alto nivel de protección ecológica y sanitaria, y abren el camino a la implantación de un sistema adecuado de etiquetado. No cabe duda de que esto representa un coste para los productores y para el sector, pero lo que está en juego es nuestra capacidad de suscitar la confianza de los ciudadanos. Las empresas europeas sólo podrán aprovechar las oportunidades que brinda la biotecnología si se crea esta confianza." El Comisario de Sanidad y Protección del Consumidor, David Byrne, que también ha participado activamente en el desarrollo de las nuevas reglamentaciones, declaró: "Estas leyes garantizarán que el marco reglamentario de la UE llegue al elevado nivel que esperan los consumidores. Posteriormente, los consumidores deberán decidir si desean comprar alimentos producidos con OMG. El régimen de etiquetado propuesto permitirá que los consumidores lleven a cabo esta opción... En mi opinión es igualmente importante que, por primera vez, tengamos reglas claras sobre los piensos genéticamente modificados existentes en Europa, lo cual ayuda notablemente a transmitir información fidedigna a los agricultores acerca de los piensos que compran." Después de una evaluación científica del riesgo por parte de la Autoridad Alimentaria Europea, durante la cual los ciudadanos podrán efectuar comentarios, los productos autorizados se inscribirán en un registro de alimentos y piensos genéticamente modificados durante un período de diez años, susceptible de renovación. La responsabilidad de la rastreabilidad recaerá sobre los industriales y empresarios, que estarán obligados a mantener registros detallados de cada fase por la que atraviesa un producto que llega al mercado, y a transmitir esta información a los demás integrantes de la cadena de comercialización. La industria biotecnológica ha acogido favorablemente las nuevas propuestas, y espera que éstas reabran el mercado de la UE a los productos genéticamente modificados, que ha estado cerrado desde que en junio de 1999 se suspendió la comercialización de nuevos productos de este tipo. Sin embargo, es improbable que las nuevas propuestas sean recibidas con entusiasmo desde EEUU, ya que pueden interferir con la próxima ronda de conversaciones sobre la liberalización global del comercio. A la industria biotecnológica estadounidense también le preocupa que la nueva obligación obligue a los exportadores de EEUU a aplicar costosos sistemas de pruebas. Está previsto que las propuestas, que complementan la directiva sobre la liberación intencionada en el medio ambiente de OMG (90/220/CE), y que el Consejo y el Parlamento Europeo debatirán a lo largo de los próximos meses, entren en vigor en 2003. En otoño se presentarán otras dos propuestas relacionadas con las semillas genéticamente modificadas.