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Un estudio descarta la relación entre la deficiencia de vitamina D y el trastorno afectivo estacional (TAE)

El invierno es sinónimo de esquí, trineos y chocolate caliente. Pero, para muchos, es la estación de la melancolía. Con el invierno llegan días más cortos y con menos luz solar, y una falta de vitamina D, que ha sido relacionada con la depresión y los síntomas del trastorno af...

El invierno es sinónimo de esquí, trineos y chocolate caliente. Pero, para muchos, es la estación de la melancolía. Con el invierno llegan días más cortos y con menos luz solar, y una falta de vitamina D, que ha sido relacionada con la depresión y los síntomas del trastorno afectivo estacional (TAE). Sin embargo, investigadores de la Universidad de Warwick (Reino Unido) han observado que no existe una relación clara entre los niveles de vitamina D en sangre y la depresión. Sus descubrimientos se han publicado en la revista Journal of Affective Disorders. El TAE generalmente aqueja a personas que tienen una salud mental normal durante la mayor parte del año. Los afectados experimentan profundos cambios de humor al cambiar las estaciones, incluyendo depresión y exceso de sueño, así como letargia y ataques de hambre. En el pasado, los investigadores habían descrito que la exposición a la luz solar estimula la vitamina D en la piel y que la reducción de la luz solar en invierno podría ser responsable del TAE. Sin embargo, el equipo de investigadores del Reino Unido ha descubierto que los niveles reducidos de vitamina D en sangre podrían no estar relacionados con la depresión. Bajo la dirección del profesor Oscar Franco de la Warwick Medical School, los investigadores han realizado un estudio de base poblacional y transversal y han analizado los niveles de vitamina D (25-hidroxivitamina D o 25(OH)D) en 3 262 sujetos procedentes de Beijing y Shanghái (China) como parte del proyecto «Nutrición y salud de la población en proceso de envejecimiento en China» (NHAPC). Para valorar la existencia de síntomas depresivos se entregó un cuestionario a cada uno de ellos. Se definió que había síntomas de depresión con una puntuación de dieciséis o más en la escala de depresión del Centro de Estudios Epidemiológicos de la Depresión (CES-D). El equipo de investigadores, en colaboración con colegas del «Instituto de Ciencias de la Nutrición» de la Academia China de las Ciencias (China) utilizó radioinmunoensayos (un método que mide cantidades minúsculas de sustancias en sangre) para calcular las concentraciones de vitamina D circulante. En este estudio, los investigadores descubrieron que se producía una menor incidencia (7,2 %) de síntomas de depresión en el tercil superior de concentraciones de 25(OH)D en comparación con el inferior (11,1 %). «Esta relación quedaba sustancialmente atenuada al controlar varios factores de confusión y desapareció tras incluir la ubicación geográfica en el modelo», afirman los investigadores. Los expertos indican que la deficiencia de Vitamina D se inicia cuando la concentración de 25-hidroxivitamina D en el suero sanguíneo es de 12 ng/ml o menos. La concentración normal de 25-hidroxivitamina D en el suero sanguíneo es de 25-50 ng/ml. «Pocos estudios han analizado la relación entre las concentraciones en sangre de 25-hidroxivitamina D y la depresión en la población general», explica el profesor Franco. «También se han relacionado las deficiencias de vitamina D con varias enfermedades crónicas, como por ejemplo la osteoporosis, cánceres comunes y enfermedades autoinmunes y cardiovasculares», añade. «Estudios previos de los efectos de la suplementación con vitamina D han dado lugar a resultados dispares. Se requieren todavía más estudios para evaluar si la vitamina D está relacionada con el TAE, pero nuestro estudio trata con cuestiones tales como los efectos de tomar más vitamina D para combatir los síntomas de la depresión.» Datos de estudios anteriores indican que el 1,3-3 % de los europeos sufren el TAE, frente a un 0,8-9,7 % de norteamericanos y el 0-0,9 % de asiáticos. Los investigadores también han observado que el 70-80 % de los afectados por el TAE son mujeres, mientras que la edad de aparición más probable se sitúa a partir de los 30 años.

Países

China, Reino Unido

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