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Effectiveness of Terrestrial Protected Areas in Reducing Human Pressure

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Zonas protegidas: ¿remansos de paz o subterfugios de presión humana?

El número de zonas protegidas en el mundo se ha multiplicado por más de veinticinco desde 1962 al pasar de 9 214 a 238 563 en 2018. Lo que queda por determinar es si estas zonas realmente son eficaces a la hora de proteger la biodiversidad contra la presión humana. El proyecto PRESSURE investigó esta cuestión y desarrolló una guía para expertos que deseen valorar su impacto sobre la conservación.

Cambio climático y medio ambiente icon Cambio climático y medio ambiente

PRESSURE se centró específicamente en el ámbito terrestre, que concentra la mayor parte de las zonas protegidas (ZP) actuales. Jonas Geldmann, que recibió apoyo para este proyecto a través del programa Marie Skłodowska-Curie, nos explica lo siguiente: «Sabemos bastante bien dónde se encuentran las ZP y en qué medida se entrecruzan con zonas de prioridad de conservación. Sin embargo, todavía no se ha estudiado en detalle si estas ZP realmente marcan la diferencia ni cuáles son los factores que determinan su éxito».

Aplicación de enfoques estadísticos de vanguardia

El proyecto estudió esta cuestión a través de la capa de datos mundiales sobre el cambio en las amenazas humanas para comprender si las ZP han frenado la presión humana. Empleó el Índice de presión humana temporal, la Base de Datos Mundial sobre Áreas Protegidas y una base de datos global sobre la eficacia de la gestión; después, aplicó diversos enfoques estadísticos de vanguardia para desvelar lo que se esconde tras la proliferación de las zonas de protección. Ahí radica precisamente la diferencia del enfoque del proyecto: para obtener los resultados más factibles posibles, Geldmann aplicó un planteamiento «contrafactual» mediante la coincidencia estadística. «Lo importante es abordar la ubicación no aleatoria de las ZP en el paisaje. Los patrones de cambio observados en las ZP dependen tanto de dónde se encuentran como de lo bien que funcionan. Si no se utiliza la coincidencia para comparar únicamente zonas similares en términos geográficos y socioeconómicos, no se pueden detectar esos dos procesos y, así, comprender los resultados que están obteniendo las ZP», añade. El equipo descubrió, como quizás cabía esperar, que la carrera por alcanzar la meta 11 de Aichi de la Unión Internacional para la Conservación de la Naturaleza (que establece un 17 % de ZP para 2020) se estaba ganando en parte a expensas de cambios reales en el comportamiento humano. En un estudio publicado en la revista «Proceedings of the National Academy of Sciences» (PNAS) en octubre de 2019, indican que numerosas ZP no consiguen reducir satisfactoriamente la presión antropogénica sobre los terrenos. «Muchas han logrado conservar las poblaciones de animales y disminuir la presión humana, pero en general los resultados indican otra cosa», afirma Geldmann. «La realidad es que las ZP no han frenado el aumento de la presión humana». En algunas ZP de Sudamérica, Asia sudoriental y el África subsahariana, observaron que la presión de las actividades humanas, como la conversión de la tierra en terrenos agrícolas, incluso era superior que en zonas no protegidas.

Cambio de referencias para la situación en Europa

Entonces, ¿dónde radica el problema? «Nuestro estudio muestra que designar más ZP sin los mecanismos y recursos necesarios para garantizar su eficacia puede resultar contraproducente. Además, hemos detectado que las principales carencias son la falta de recursos, personal y buena gobernanza: los recursos solo funcionan cuando se combinan con una buena gobernanza. Por último, demostré que debemos adoptar un enfoque más experimental para evaluar la eficacia de las ZP o no siempre obtendremos las respuestas adecuadas», explica Geldmann. Aunque parece que las ZP son óptimas en Europa, Geldmann nos recuerda que debemos tomar los datos del proyecto con cautela. «Los patrones sí parecen algo mejores en Europa, pero esto se debe en parte a una "diferencia en las referencias de base". Las condiciones en Europa estaban muy degradadas al inicio del período de datos empleados en el proyecto, por lo que las mejoras no indican necesariamente unas buenas condiciones "per se". Simplemente nos dicen que, al menos, la situación está mejorando». Este año será decisivo para el futuro de las ZP y Geldmann confía en que los resultados de PRESSURE servirán para dar forma a los futuros objetivos de biodiversidad que se fijarán en China a principios de 2021.

Palabras clave

PRESSURE, zonas protegidas, presión humana, biodiversidad, estadística

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