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Interactive Soil Quality Assessment in Europe and China for Agricultural Productivity and Environmental Resilience

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Una nueva aplicación evalúa la calidad del suelo y contribuye a una agricultura más sostenible

El equipo del proyecto iSQAPER ha creado una aplicación para todas las partes interesadas del mundo de la agricultura que deseen proteger el suelo para futuras generaciones. Se trata de un programa que ofrece importantes datos y recomendaciones sobre mejores prácticas en la agricultura, basadas en las condiciones edafoclimáticas y el sistema de cultivo en el ámbito local.

Alimentos y recursos naturales icon Alimentos y recursos naturales

Huelga decir que la agricultura es la base de una sociedad organizada y establecida, pero también constituye un recordatorio constante de hasta qué punto los modelos de producción actuales son insostenibles. Según la Organización de las Naciones Unidas para la Alimentación y la Agricultura (FAO), el mantillo —la capa del suelo necesaria para cultivar el 95 % de nuestros alimentos— podría desaparecer en los próximos 60 años. Si eso ocurriera, tendrían que pasar mil años para que la naturaleza pudiera restablecerlo. Este dato ya es de por sí alarmante, pero hay muchas otras preguntas sobre la creación de un modelo más sostenible de gestión del suelo que siguen sin respuesta. Por ejemplo, no sabemos qué propiedades del suelo se pueden utilizar como marcadores fiables de mejoras en su calidad. Además, cuando los investigadores logran identificar algo que funciona, es difícil que se establezcan las correspondientes políticas de apoyo y que las partes interesadas muestren su respaldo, ya que no es posible contar con la participación de toda la cadena de valor desde el principio. «El alcalde de una ciudad francesa nos dijo que lo único que necesitaba para proteger el suelo era más información», explica Luuk Fleskens, profesor asociado de Gestión Sostenible del Suelo en la Universidad de Wageningen. «Por eso decidimos comenzar el proyecto iSQAPER (Interactive Soil Quality Assessment in Europe and China for Agricultural Productivity and Environmental Resilience), cuyo objetivo es proporcionar herramientas rentables, fáciles de implementar y de base científica para analizar la función y la calidad del suelo».

Sugerencias fiables al alcance de la mano

La iniciativa iSQAPER ofrece datos e información fidedignos, que los usuarios pueden usar para evaluar la calidad del suelo y tomar decisiones sobre su uso. Para hacerlo, solo tienen que descargar SQAPP, una aplicación sobre la calidad del suelo disponible para iOS y Android. Agricultores, científicos, profesionales, proveedores de servicios agrícolas y responsables políticos han trabajado en el desarrollo, las pruebas, las evaluaciones y las mejoras de este recurso. «SQAPP aporta un acceso gratuito a mapas y datos sobre el suelo de cualquier lugar. Analiza las amenazas más probables para su calidad y da sugerencias de mejora específicas para el terreno en cuestión. Los usuarios pueden interactuar con las bases de datos y subir información para ajustar los análisis y las recomendaciones», indica Fleskens. El equipo del proyecto logró incluir un importante volumen de datos en su aplicación gracias a la aportación de catorce lugares de estudio en Europa y China. En Europa, los investigadores utilizaron condiciones edafoclimáticas en un contexto común de la Unión Europea (UE) para abordar el problema de la reducción de la calidad del suelo y maneras de mitigarlo. Por otro lado, el acceso a datos en China fue posible gracias al Grupo de Trabajo sobre Alimentación, Agricultura y Biotecnología (FAB, por sus siglas en inglés) entre la UE y el país asiático establecido en 2013. «Los cuatro lugares de estudio que tenemos en China están ubicados en zonas edafoclimáticas muy diferentes a las de los que están en Europa. Sin embargo, sufren problemas de calidad y gestión del suelo muy similares», observa Fleskens. En total, el proyecto identificó 138 métodos de gestión agrícola diferentes y probó su efecto sobre la calidad del suelo en 8 regiones climáticas y 32 sistemas de cultivo potenciales. Hay sugerencias muy valiosas para todas las partes interesadas, sin importar el contexto o la ubicación. Por ejemplo, en Creta, Fleskens y su equipo trabajaron en contrastar tres métodos: la labranza tradicional, el uso de plaguicidas sin labranza y un cultivo sin labranza ni plaguicidas. Se analizó el impacto de cada una de estas combinaciones en la erosión del suelo y la pérdida de materia orgánica del suelo (las amenazas más importantes para los agricultores de la isla), y se comparó con métodos alternativos. Además de SQAPP, el equipo también desarrolló un conjunto de herramientas para responsables políticos, investigadores y administradores de tierras que deseen supervisar y evaluar terrenos a escala local, regional o continental. En el futuro, el equipo espera que las estrategias adecuadas de gestión agrícola y de cultivo se adopten a un nivel destacable. En Portugal, por ejemplo, ya hay agricultores que han empezado a compartir su experiencia con personas de diferentes disciplinas, lo que ha permitido abrir importantes debates sobre las prácticas agrícolas en el país.

Palabras clave

iSQAPER, mantillo, calidad del suelo, método de gestión, sostenibilidad, labranza, pesticidas, evaluación de la calidad del suelo

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