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Translation and Commercialization of a QSOX1-inhibitory Antibody Targeting the Tumor Microenvironment in Breast Cancer

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Hacia una mejor forma de tratar el cáncer de mama triple negativo

Una nueva investigación muestra cómo los anticuerpos inhibidores de la QSOX1 pueden ralentizar el crecimiento tumoral y la metástasis y así posiblemente abrir la puerta a un fármaco antimetastásico.

El cáncer de mama triple negativo(se abrirá en una nueva ventana) (CMTN) es un tipo de cáncer de mama que carece de los receptores hormonales(se abrirá en una nueva ventana) para el estrógeno(se abrirá en una nueva ventana), la progesterona(se abrirá en una nueva ventana) y el factor de crecimiento epidérmico(se abrirá en una nueva ventana). Esta falta de receptores implica que no pueden utilizarse las terapias dirigidas contra el cáncer desarrolladas para otros tipos de cáncer de mama. En lugar de ellas, el tratamiento tiende a incluir quimioterapias agresivas, mastectomías, radiación y ooforectomía(se abrirá en una nueva ventana) preventiva. El impacto físico y psicológico de este régimen es inconmensurable y siempre existe riesgo de recidiva. La tasa de supervivencia general después de cinco años para el CMTN es del 77 % y solo del 11 % si el cáncer ha metastatizado a otras partes del cuerpo. Resulta obvio que es necesario encontrar otra forma de tratar el CMTN. Según el proyecto financiado con fondos europeos CONQR, disminuir la actividad de la enzima QSOX1(se abrirá en una nueva ventana) podría contribuir a un mejor tratamiento del CMTN. «Realizamos el descubrimiento revolucionario de que la inhibición específica de la QSOX1 controla de forma significativa la adhesión de las células cancerosas, la migración celular, el crecimiento del tumor primario y la metástasis», afirma Deborah Fass, una bioquímica del Instituto Científico Weizmann(se abrirá en una nueva ventana) y coordinadora del proyecto CONQR, respaldado por el Consejo Europeo de Investigación(se abrirá en una nueva ventana).

Ralentizar el crecimiento tumoral y la metástasis

La QSOX1 es una enzima que oxida el aminoácido cisteína(se abrirá en una nueva ventana) para formar disulfuros(se abrirá en una nueva ventana) durante el ensamblaje y el plegamiento de las proteínas(se abrirá en una nueva ventana). También reduce el oxígeno molecular a peróxido de hidrógeno. Las células tumorales pueden aprovechar los entornos oxidativos creados por la QSOX1 durante las distintas fases de la formación tumoral. Una función de la QSOX1, en concreto su participación en el ensamblaje de la matriz extracelular(se abrirá en una nueva ventana) (MEC), puede tener una función especialmente importante en el crecimiento tumoral y en las metástasis. «Nuestra hipótesis era que la QSOX1 participaba en el remodelado de la MEC dirigido por señales de las células tumorales», explica Fass. «En este contexto, nuestro objetivo era inhibir la QSOX1 y así evitar que los tumores indujeran la producción de una MEC que respaldara el tumor». Para ello, los investigadores desarrollaron anticuerpos inhibidores(se abrirá en una nueva ventana), labor que se realizó en el proyecto QSOX1BIOFUNC financiado con fondos europeos. Durante el proyecto CONQR, los investigadores probaron el efecto de estos anticuerpos inhibidores sobre los tumores. «Descubrimos que los anticuerpos inhibidores de la QSOX1 ralentizan el crecimiento tumoral y la metástasis en tres modelos de cáncer murino diferentes», subraya Fass. «También demostramos que la inhibición selectiva de la QSOX1 extracelular con anticuerpos evita efectos secundarios que podrían haber surgido de inhibir la QSOX1 dentro de las células». Fass añade que también vieron que la inhibición de la QSOX1 contrarresta algunos efectos secundarios de la quimioterapia.

Pasos hacia la comercialización

A partir de estos hallazgos, el proyecto centró su atención en descubrir la mejor vía para desarrollar y comercializar los anticuerpos inhibidores de la QSOX1 como tratamiento oncológico en humanos. Sin embargo, se toparon con algo de resistencia. «A excepción de la inmunoterapia, descubrimos que la industria es renuente a desarrollar fármacos que no vayan dirigidos directamente a las células tumorales», señala Fass. «Nos dimos cuenta de que, antes de tener un paquete lo bastante potente para su comercialización, necesitábamos ampliar nuestras observaciones y aumentar nuestra comprensión mecanística sobre cómo ejercen los anticuerpos inhibidores de la QSOX1 sus efectos benéficos a través de a CEM». Para ello, el equipo de la investigación está colaborando con laboratorios académicos del cáncer y sigue realizando una investigación traslacional. Del mismo modo, están buscando financiación para sus hallazgos a través de presentaciones en congresos médicos de prestigio y la publicación de artículos en las principales revistas. «Aunque llevará más tiempo, confío en que el legado del proyecto será la comercialización de un fármaco antimetastásico», concluye Fass.

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