Identificar factores de motivación eficaces para facilitar hábitos alimentarios más saludables
Las estrategias eficaces para mejorar las elecciones dietéticas deben basarse en la comprensión del proceso de decisión alimentaria que guía a los consumidores. Estas elecciones son resultado de una compleja combinación de factores, entre los que se encuentran causas sociodemográficas y psicológicas individuales, como el contexto cultural, los valores sociales y la actividad de las personas cercanas. El entorno extendido también influye en los resultados, ya que rige el modo en que se comunica la información dietética, por ejemplo. Con el proyecto CONSUMEHealth, respaldado con fondos europeos, se trató de fomentar costumbres alimentarias saludables, basándose en pruebas de los consumidores. En la investigación se abordaron cuestiones fundamentales, como por ejemplo qué información alimentaria se transmite mejor a los consumidores y de qué modo. También se analizaron cuáles eran los mejores predictores de un modelo de alimentación saludable: las preferencias individuales, los niveles de implicación, las expectativas o los indicadores demográficos. «Existe un interés cada vez mayor en cambiar la conducta por medio de alterar el "árbol de decisiones" referente al consumo, por ejemplo, haciendo que el etiquetado de los alimentos saludables sea más atractivo o que la información esté más accesible», explica Giovanni Sogari(se abrirá en una nueva ventana), beneficiario de una beca de investigación individual del programa Marie Skłodowska-Curie en la Universidad de Parma(se abrirá en una nueva ventana), anfitriona del proyecto. Los hallazgos de CONSUMEHealth sugieren que quienes investigan en el campo de la alimentación y la nutrición no deben solo analizar los factores individuales, sino también integrar los aspectos socioecológicos. Al basar parte de su trabajo de campo en los comedores de los campus universitarios, los investigadores descubrieron que era esencial promover la actividad física habitual, junto con la nutrición, la cocina y la planificación de las comidas. El sitio web(se abrirá en una nueva ventana) de Sogari presenta información sobre investigación y formación, mientras que una conexión con las redes sociales permitió la comunicación directa con las partes interesadas.
Barreras y ayudas
Como parte de la investigación cualitativa del equipo, participaron setenta y siete estudiantes universitarios estadounidenses e italianos en un total de trece grupos de debate semiestructurado. Se utilizó el «software» cualitativo CAQDAS NVivo11 Plus(se abrirá en una nueva ventana) para categorizar los debates. Los datos obtenidos se aplicaron a un modelo ecológico(se abrirá en una nueva ventana) para vincular las conductas individuales y sociales con los determinantes ambientales. «Se descubrió que las barreras más comunes a la hora de comer de forma saludable eran: la falta de tiempo, los tentempiés poco saludables, la comodidad de la comida basura, el estrés y el precio de los alimentos saludables. Los factores que facilitaron una conducta más saludable fueron la mejora de los conocimientos sobre alimentación, la planificación de las comidas, la participación en la preparación de la comida y la actividad física», señala Cristina Mora(se abrirá en una nueva ventana), coordinadora del proyecto. Se ensayaron «técnicas de motivación» para guiar con sutileza a los participantes hacia decisiones más saludables. Por ejemplo, en los puntos de venta se colocaron mensajes específicos sobre los beneficios de los cereales integrales ricos en fibra. Los investigadores hallaron que así se aumentaba la selección de la pasta elaborada con cereales integrales, en comparación con la normal. También descubrieron que los beneficios psicológicos, como la reducción de la fatiga, tenían un impacto mayor que las declaraciones de propiedades saludables.
Trasladar los resultados a la práctica
A pesar de la tendencia creciente a llevar un estilo de vida más saludable, junto con un mayor conocimiento de lo que ello implica, las prácticas europeas van en la dirección equivocada. Los problemas de salud relacionados con la dieta, tales como la obesidad, algunos cánceres y enfermedades crónicas como la diabetes de tipo II(se abrirá en una nueva ventana), han aumentado drásticamente en las últimas décadas. «Nuestros resultados pueden contribuir a cambiar esta realidad. Los expertos en nutrición y dietética, el personal de los servicios alimentarios y los científicos especializados en la conducta de los consumidores deben trabajar juntos para desarrollar estrategias específicas a largo plazo, las cuales puede incluir la contextualización de los mensajes sanitarios basados en pruebas, de forma que se combine la opinión de los expertos con el conocimiento y la receptividad de los consumidores», añade Sogari. El equipo combina ahora diversas disciplinas, como las ciencias sensoriales, sociales y conductuales, la economía y la antropología, para comprender mejor los procesos cognitivos que intervienen en la motivación. Las investigaciones futuras también deberían centrarse en las preferencias individuales en el ámbito de la alimentación y la compra, como los lugares de trabajo y los restaurantes, así como en el estudio de diferentes poblaciones objetivo, como los niños y las personas mayores.