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Carbon dioxide (CO2) emissions by rock-derived organic carbon oxidation

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El aumento de la temperatura está relacionado con las emisiones de CO2 de las rocas

Un análisis de vanguardia sobre la meteorización de las rocas ha puesto de manifiesto la relación entre el aumento de la temperatura y las emisiones naturales de CO2. Estos hallazgos podrían influir en la manera de pensar sobre el ciclo natural del carbono y en cómo medimos las emisiones de carbono.

La temperatura de la superficie de la Tierra está condicionada por las concentraciones atmosféricas de gases como el CO2, que contribuyen al llamado «efecto invernadero». Desde la revolución industrial, las concentraciones de CO2 han aumentado drásticamente, debido en gran medida al consumo de combustibles fósiles. La lucha contra estas emisiones resulta esencial para controlar el aumento de la temperatura. A fin de determinar nuestro progreso, los científicos necesitan medir con precisión las emisiones de CO2 e identificar las fuentes de fuga de este gas. Esto implica tener en cuenta no solo las emisiones antropogénicas, sino también las fuentes naturales de fuga de CO2.

Ciclo natural del carbono

El proyecto ROC-CO2(se abrirá en una nueva ventana) se puso en marcha para abordar una laguna en nuestra comprensión sobre el ciclo natural del carbono. Los científicos saben que cuando las rocas se descomponen, el CO2 puede ser tanto liberado como absorbido, debido en parte a la oxidación del carbono orgánico que contienen. Se trata de un proceso conocido como «meteorización química». Sin embargo, hasta la fecha, los científicos no han podido medir con precisión ni comprender plenamente los mecanismos de este proceso. Para entender mejor la meteorización química, el proyecto ROC-CO2, que contó con el apoyo del Consejo Europeo de Investigación(se abrirá en una nueva ventana), desarrolló nuevos métodos de análisis pioneros.

Medición de las emisiones de CO2

«Medir la liberación de CO2 de las rocas es muy difícil», explica Robert Hilton, coordinador del proyecto ROC-CO2, de la Universidad de Oxford(se abrirá en una nueva ventana), (Reino Unido). «Sabemos, sin embargo, que cuando las rocas se descomponen, una serie de elementos acaban en los ríos y lagos cercanos». Uno de estos elementos es el renio, que, según Hilton, podría actuar como medida indirecta del carbono. Hilton y su equipo, tras tomar muestras del río y analizar el contenido de renio, pudieron elaborar una imagen de la descomposición de las rocas en una zona determinada y medir la rapidez de este proceso. En segundo lugar, trataron de medir los niveles de emisión y absorción de CO2 procedentes directamente de la meteorización de las rocas. «Colocamos sensores de CO2 en las rocas de nuestro emplazamiento en Francia y observamos cómo estas “respiraban”rocas», explica Hilton. «Este proceso resultó mucho más difícil de lo que parece porque teníamos que estar seguros de que no estábamos midiendo las emisiones de CO2 de la atmósfera o de las raíces de las plantas». Para ello, el equipo tomó muestras de gas y midió los niveles de radiocarbono. Dado que la vida media de los isótopos de radiocarbono(se abrirá en una nueva ventana) es de miles de años, una lectura negativa significaba que el equipo podía estar seguro de que el CO2 procedía de una fuente no viva, es decir, de una roca.

Repercusiones climáticas

Tras un par de años, el proyecto pudo llegar a la conclusión de que la cantidad de CO2 liberada por las rocas meteorizadas sí aumentaba a la par que la temperatura. En invierno, las emisiones de CO2 del centro de pruebas disminuían y, en verano, aumentaban. «Esto sugiere que se liberará más CO2 a medida que el clima se caliente», añade Hilton. «Si esto ocurre más allá de nuestro centro de pruebas, quiere decir que algunos aspectos de cómo concebimos el ciclo del carbono tendrán que cambiar». Para Hilton, los hallazgos del proyecto han abierto nuevas vías de investigación. «No podemos elegir cuándo o dónde el ciclo natural del carbono va a liberar CO2 a la atmósfera», afirma. Por ejemplo, existen rocas sedimentarias bajo el permafrost. «¿Empezarán a liberar CO2 si se derrite el permafrost? Esto es algo que debemos averiguar». Otros investigadores de todo el mundo están adoptando los métodos de ROC-CO2. Sus hallazgos ayudarán a completar la imagen del modo en que los flujos de CO2 procedentes de las rocas en descomposición probablemente repercutirán en el clima, en escalas temporales que van desde una estación hasta miles de años.

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