Los maniquís de pruebas de impacto son cada vez más inteligentes
Una de las principales prioridades de la Unión Europea es reducir el número de muertes derivadas del más de un millón de accidentes de circulación que se producen cada año. El coste económico de estos accidentes asciende a 130 millones de euros anuales. Para tratar de poner fin a esta sangría en las carreteras de todo el mundo, varios fabricantes de coches han emprendido el proyecto «Global human body model» (GHBM) como una iniciativa conjunta de investigación, pruebas, regulación y divulgación de información. El proyecto «Development of a finite element model of the human thorax and upper extremities» (THOMO), financiado con fondos comunitarios, ha contribuido al esfuerzo internacional por medio del desarrollo de un modelo numérico del tórax humano. El tórax es la parte del cuerpo comprendida entre la cabeza y el abdomen. El modelo se creó utilizando más de un centenar de sensores en cada uno de los dieciocho cadáveres humanos para conseguir una cartografía completa de la geometría torácica. Para definir las propiedades materiales del modelo, el equipo del proyecto THOMO realizó varias pruebas de tracción y estrés. Los resultados obtenidos han definido nuevos objetivos de «biofidelidad» para los maniquís de pruebas de impacto. En otras palabras, conocer la respuesta al impacto de cuerpos de diferentes formas y tamaños puede ayudar a crear maniquís de pruebas de impacto realistas y representativos de las diferentes complexiones de las personas. Esta investigación no solo resultará de utilidad para la seguridad vial. Otro de los objetivos del programa es reducir a la mitad el número de muertes en accidentes ferroviarios en 2020. Mientras tanto, el equipo trabaja en optimizar el sistema integrando datos de geometría e impacto sobre los tejidos blandos para personalizar aún más los modelos.