Desvelar los mecanismos del asma
El asma es una enfermedad inflamatoria crónica de las vías respiratorias en la que el factor de transcripción NF-kB (factor nuclear potenciador de las cadenas ligeras kappa de las células B activadas) desempeña un papel decisivo. La activación del NF-kB está sujeta a determinadas modificaciones enzimáticas. Entre las enzimas que controlan la modificación del NF-kB se encuentra la A20 y se sabe que los ratones que carecen de la misma caen víctimas de una enfermedad inflamatoria autoinmune. Pero hasta ahora no se había logrado determinar el papel exacto de la A20 en el asma. El objetivo clave del proyecto financiado por la Unión Europea A20 IN Allergy («Papel de la A20 en las células dendríticas y mastocitos durante la respuesta alérgica inmune») era estudiar la función de la A20 en un contexto celular concreto. Para lograrlo, los socios del proyecto generaron animales transgénicos carentes de A20 en determinadas células inmunes y los estudiaron. Los resultados obtenidos indicaron que la supresión de la A20 en las células dendríticas (CD) no contribuía a la patología de la enfermedad, pese a que se descubrió que la A20 media en el control de la activación de las CD a través del NF-kB. Lo que sí quedó demostrado es que la A20 desempeña un papel decisivo en el desarrollo de la autoinmunidad sistémica.% L% LEn los ratones que carecían de A20 concretamente en sus mastocitos, la inflamación de las vías respiratorias y la sensibilidad frente a los alérgenos se incrementaba respecto a sus compañeros de camada de tipo salvaje, lo que hace pensar que las respuestas inmunes adaptativas son importantes. Dado que los mastocitos están implicados en la fase inicial de las reacciones alérgicas, los resultados del proyecto indican que la A20 controla la activación de los mastocitos a través del NF-kB. Aunque habrá que realizar más experimentos para dilucidar plenamente la función de la A20 en los mastocitos, se espera que los resultados del proyecto tengan importantes repercusiones socioeconómicas. Su aplicación podría llevar a nuevos regímenes de tratamiento y, con suerte, incluso a una reducción sustancial de los costes de la atención médica que precisan los asmáticos.
