Transporte de agua dulce por vía marítima
El calentamiento global y unos regímenes de precipitaciones erráticos han llevado al límite la capacidad de los recursos hídricos de algunas áreas de Europa, afectando a un 18 % de la población del continente. Esto también puede hacerse extensible al 20 % de la población mundial, con lo que la cifra alcanzaría los 1 200 millones de personas. En Europa, Chipre, Grecia, Italia, Malta, España y Turquía se encuentran entre los países que más adolecen de este problema, una tendencia exacerbada por una demanda turística mayor y una urbanización creciente. Dado que el agua de mar sigue infiltrándose en los acuíferos costeros, la UE está estudiando nuevos métodos, más respetuosos con el medio ambiente, para transportar agua dulce. El proyecto financiado por la UE «Green technology for fresh water sea-transportation based on a flexible containers system» (REFRESH) trabajó en pos de alcanzar tal objetivo. Dirigido por una dinámica empresa naviera griega, el consorcio del proyecto concibió un sistema de contenedores modulares, interconectados y flexibles que pueden ser transportados por un remolcador por el mar. Un método semejante resultaría más rentable que el transporte de agua mediante buques cisterna y más ecológico que la desalinización. Apoyándose en los esfuerzos previos acometidos para este empeño y mejorando el planteamiento de las tentativas que se llevaron a cabo en el pasado, el equipo del proyecto se sobrepuso a las limitaciones estructurales derivadas de los materiales utilizados, la resistencia a las cargas, el volumen y la manejabilidad. El equipo responsable de la iniciativa desarrolló unos novedosos tejidos, reciclables y con revestimiento, para producir bolsas de agua de veinte metros de largo y cuatro metros de ancho. Una vez que el prototipo de las bolsas estuvo listo, REFRESH llevó a cabo pruebas frente a la costa de Creta, en Grecia, en las que se transportaron doscientas toneladas de agua dulce. Las bolsas de agua demostraron ser muy estables y eficaces para el transporte gracias a un conjunto de flotadores integrados en el sistema. Las bolsas resistieron incluso al ser remolcadas en condiciones adversas, con lo que demostraron ser adecuadas para enfrentarse a entornos marinos desfavorables. En conjunto, las repercusiones a largo plazo son numerosas, desde un impulso para el sector turístico del sur de Europa (por ejemplo, para las islas griegas más áridas) hasta un incremento en la accesibilidad al agua dulce para su uso agrícola e industrial. Los socios del proyecto ya han comenzado a indagar las posibilidades para explotar esta tecnología que, con el tiempo, podría ser de utilidad también en otras regiones del mundo. Las naciones en torno al Golfo Pérsico, las del Levante mediterráneo y las del norte de África sin duda se beneficiarán de esta novedosa solución para combatir la escasez de agua.
