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Estudiar las aguas cambiantes que fluyen hacia y desde el Ártico

Una revisión reciente analiza cómo el cambio climático está afectando a la conexión entre el océano Ártico y los mares subárticos.

Cambio climático y medio ambiente icon Cambio climático y medio ambiente

El océano Ártico puede parecer remoto, pero no está aislado. Varias vías oceánicas lo conectan con los océanos Pacífico y Atlántico y los flujos en estas vías pueden afectar tanto al clima como a los ecosistemas marinos. En una revisión llevada a cabo con el apoyo parcial del proyecto CRiceS, financiado con fondos europeos, se analizan estudios anteriores sobre las aguas que fluyen entre el océano Ártico y los mares subárticos. Publicada en la revista «Ocean-Land-Atmosphere Research», la revisión pretende mejorar nuestra comprensión de estos cambios, lo que permitirá elaborar políticas eficaces y estrategias de mitigación del cambio climático. «Hemos llevado a cabo una revisión de estudios previos de observación y modelización sobre las conexiones entre el océano Ártico y los mares subárticos y hemos examinado sus cambios y mecanismos impulsores», afirma el autor principal, el doctor Qiang Wang, del Centro Helmholtz de Investigación Polar y Marina del Instituto Alfred Wegener (Alemania), entidad socia del proyecto CRiceS, en una nota de prensa publicada en «EurekAlert!». La revisión destaca los cambios radicales que se produjeron en las entradas y salidas del océano Ártico durante la segunda década del siglo XXI.

Las consecuencias del calentamiento climático

Durante este período, se produjo una mayor convergencia térmica, o aumento del transporte de calor, hacia el océano Ártico como consecuencia del calentamiento de las aguas de entrada procedentes de los mares subárticos. Las temperaturas de entrada tanto en el estrecho de Bering (que une los océanos Pacífico y Ártico) como en el estrecho de Fram (entre los océanos Atlántico y Ártico) alcanzaron máximos históricos. Los investigadores también observaron indicios de un aumento del volumen de los flujos oceánicos que transportan aguas cálidas desde el Pacífico y el Atlántico hacia el océano Ártico. Al mismo tiempo, el océano Ártico experimentó una reducción de la formación de hielo marino y un aumento de la entrada de agua dulce procedente de la escorrentía fluvial y las precipitaciones, así como una reducción de la salinidad debido a la entrada de agua de baja salinidad procedente del Pacífico. Según la revisión, «la salinidad de entrada del Pacífico en el estrecho de Bering y la salinidad de salida del Ártico en los estrechos de Davis y Fram alcanzaron mínimos históricos». En la nota de prensa, Wang señala lo siguiente: «Tanto la convergencia de calor oceánico desde latitudes más bajas hacia el océano Ártico como el ciclo hidrológico que conecta el Ártico con los mares subárticos fueron más fuertes entre los años 2000 y 2020 que entre los años 1980 y 2000 y seguirán intensificándose en el futuro con un clima más cálido». Los modelos climáticos predicen un aumento continuo del transporte de calor al océano Ártico durante el siglo XXI, sobre todo como consecuencia del calentamiento de las aguas de entrada. También predicen un aumento de los niveles de agua dulce que fluye hacia el océano Ártico como consecuencia del aumento de las precipitaciones netas, la escorrentía fluvial y la disminución del hielo marino. Se prevé que el incremento de agua dulce que fluye en dirección contraria, del Ártico al Atlántico Norte, se produzca a través del estrecho de Fram «debido al aumento de la exportación de volumen oceánico y a la disminución de la salinidad», según se explica en la revisión. «La exportación del volumen de hielo marino del estrecho de Fram alcanzó un mínimo histórico en la segunda década del siglo XXI y se prevé que siga disminuyendo junto con el declive del hielo marino del Ártico», escriben los autores. Sin embargo, la investigación respaldada por el proyecto CRiceS (Climate relevant interactions and feedbacks: the key role of sea ice and snow in the polar and global climate system) hace hincapié en la insuficiencia de las observaciones y modelos actuales para ofrecer un panorama preciso. «Es necesario seguir mejorando tanto la capacidad de observación como la de modelización para vigilar y predecir mejor los cambios en los vínculos entre el océano Ártico y los mares subárticos», concluye Wang en la nota de prensa. Para más información, consulte: Página web del proyecto CRiceS

Palabras clave

CRiceS, océano, Ártico, clima, subártico, hielo marino, estrecho, entrada, salinidad