Los cultivares tradicionales dan frutos para unas plantaciones más sostenibles
Si bien la demanda de fruta ecológica por parte de los consumidores continúa aumentando, aún existen obstáculos importantes para los productores europeos como, por ejemplo, una mayor prevalencia de plagas y enfermedades, el cambio climático y la disponibilidad limitada de variedades adaptadas a las condiciones de la agricultura ecológica. «Durante muchos años, los cultivares convencionales se han seleccionado para obtener el máximo rendimiento en condiciones de altos insumos, lo que significa que no podían adaptarse a las condiciones cambiantes provocadas por el cambio climático, haciéndolos inadecuados para los sistemas ecológicos», explica Khaled Djelouah, del Instituto Agronómico Mediterráneo de Bari(se abrirá en una nueva ventana) y coordinador del proyecto InnOBreed(se abrirá en una nueva ventana). Las soluciones de InnOBreed, que incluyen una identificación y priorización más clara de cultivares compatibles con la agricultura ecológica, se extienden a toda la cadena de suministro de frutas, desde los productores hasta los viveros, distribuidores y organismos reguladores.
Soluciones diseñadas conjuntamente y evaluaciones participativas
InnOBreed se centra en cultivos de frutas perennes, en concreto frutas de pepita (manzana y pera) y frutas de hueso (melocotón, albaricoque, ciruela y cereza), con trabajos complementarios sobre cítricos y uvas. «Aunque estos cultivos tienen una gran importancia económica para la producción ecológica europea, se enfrentan a grandes retos en el marco de los acuerdos agrícolas actuales. Pero sí se benefician de redes sólidas de partes interesadas y de abundantes recursos de mejora genética», explica Djelouah. El equipo de InnOBreed descubrió que muchos rasgos deseables de las variedades ya podían obtenerse mediante el material de premejora existente (donde se han introducido rasgos genéticos de parientes silvestres a cultivos cultivados). Sin embargo, lo fundamental es que no se habían caracterizado completamente para la agricultura ecológica. Además, si bien las colecciones de conjuntos de datos abiertos de recursos genéticos de árboles frutales proporcionan inventarios completos y registros históricos de variedades de plantas existentes, los materiales biológicos (como las semillas, los tejidos y las secuencias de ADN) y las entradas de germoplasma locales (muestras únicas) a menudo no se evalúan para detectar rasgos de interés para los productores ecológicos. «En la práctica, esto significa que los fruticultores ya pueden aprovechar las variedades locales tradicionales de frutales para obtener rasgos de hojas tardías y, de este modo, evitar las heladas primaverales, o cruzar variedades de albaricoque con material de premejora para lograr resistencia a la Sharka (virus de la viruela del ciruelo) o al chancro bacteriano, por ejemplo», agrega Djelouah. Para ayudar a los productores a aprovechar al máximo estas oportunidades, se están diseñando conjuntamente soluciones con la participación de universidades, institutos de investigación, viveros, especialistas en mejora genética, curadores de germoplasma, agricultores, asociaciones de productores y centros tecnológicos de varios países de la Unión Europea. Las herramientas resultantes facilitan una serie de operaciones, como el genotipado de alto rendimiento para identificar marcadores moleculares para la mejora genética, y la modelización para evaluar el riesgo al cambio climático o la calidad de la fruta, así como la valoración de las plantas durante los procesos de selección.
Validación de un conjunto de soluciones
Se han seleccionado doce casos prácticos regionales(se abrirá en una nueva ventana) para comprobar la madurez y transferibilidad de 110 innovaciones del proyecto. Uno de ellos es la veterana iniciativa danesa Apple Oasis, en la que se han desarrollado nuevos cultivares de manzanas orgánicas y se han promovido variedades locales utilizando Pometum(se abrirá en una nueva ventana), el banco nacional danés de genes de manzanas, que conserva cerca de doscientas ochenta variedades danesas originales entre las aproximadamente ochocientas que forman parte de su colección. En el sur de Italia, el proyecto apoyó al Centro Regional para la Conservación Ex Situ de Frutales, Vid y Olivo mediante ensayos de campo, en los que se investigó la resistencia de los cultivares tradicionales a los patógenos y el estrés ambiental(se abrirá en una nueva ventana).
Ventajas para la sostenibilidad, la seguridad alimentaria y los medios de subsistencia rurales
InnOBreed apoya directamente los objetivos del Pacto Verde Europeo(se abrirá en una nueva ventana) de lograr que al menos el 25 % de las tierras agrícolas de la Unión Europea se dediquen a la agricultura ecológica de aquí a 2030. Las distintas innovaciones también deberían contribuir a reducir costes e incrementar los beneficios de los fruticultores, al tiempo que proporcionan a los consumidores frutas de mejor calidad y más duraderas. «Estamos deseando que llegue el día en que podamos traducir nuestras innovaciones experimentales en estrategias claras de propagación validada y soluciones para la cadena de suministro», concluye Djelouah.