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Revista Research*eu
Contenido archivado el 2024-05-10

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Protección de datos: nuevas tecnologías para proteger la privacidad

Desde nuestras cuentas de series y películas de emisión en continuo hasta nuestra información bancaria, desde las tiendas virtuales hasta nuestras suscripciones a revistas digitales, ahora es extremadamente habitual que las personas proporcionen continuamente sus datos privados para recibir un flujo constante de bienes y servicios. Además, eso no acaba solo en el consumismo. Con la creciente digitalización de los servicios corporativos y gubernamentales, gran parte de nuestra información personal e íntima ha llegado al mundo digital. Por supuesto, es probable que las redes sociales y otros gigantes tecnológicos tengan grandes cantidades de información sobre nuestras vidas, creencias, profesiones, historias personales y hábitos de consumo. En la actual economía digital, en constante crecimiento y expansión, los datos personales se han convertido en un producto básico tan valioso como el dinero en efectivo.

Donde Europa realmente lidera al mundo

Entonces, ¿por qué las personas proporcionan tan fácilmente sus datos personales? En primer lugar, por comodidad. Al introducir la información bancaria ese nuevo objeto resplandeciente tan deseado llegará mañana por la tarde, sin tener que salir de casa, incluso antes de que la COVID-19 confinara a la mayoría de nosotros. ¿Todo su historial médico en un solo espacio en línea de forma fácilmente accesible? Perfecto, no hace falta perseguir a los médicos ni buscar un documento específico del hospital en una montaña de papeles posiblemente desordenados. Y en 2020, donde miles de millones nos hemos recluido en el mundo digital a fin de evadirnos de la pandemia que recorre todo el mundo físico, la consecuencia ha sido que incluso más personas se hayan desprendido de sus datos personales, quienes no podrían haberlo hecho de otro modo. Debido al auge de los datos en las últimas dos décadas y media, a las asombrosas cantidades de datos personales actualmente abriéndose camino a diario por todo el mundo, de una jurisdicción a otra, y a la posibilidad real de que dichos datos caigan en manos equivocadas o se utilicen de maneras que no están informadas las personas afectadas, Europa se toma muy en serio la protección de datos. De hecho, se ha convertido en líder mundial en cuanto a los esfuerzos para proteger los datos personales de las personas. Sin duda, su mayor logro entre una serie de recientes actos legislativos relativos a la privacidad en línea es el Reglamento General de Protección de Datos (RGPD), aprobado en 2016 y plenamente aplicable desde mayo de 2018. Después de años para su elaboración y tras originar muchos debates políticos, en ocasiones acalorados, por toda Europa, su objetivo era modernizar la legislación europea en materia de protección de datos, la cual se actualizó por última vez en los años noventa del siglo pasado, en los albores de la era digital, por lo que estaba totalmente obsoleta y requirió una revisión a principios de la segunda década del siglo XXI. Desde la aprobación del RGPD, todas la empresas de la Unión Europea (UE) deben cumplir exactamente la misma normativa en lo relativo al tratamiento y almacenamiento de datos personales, lo que ha dado lugar a una fuerte protección de las personas, quienes también han sido empoderadas al obtener mayor control sobre sus datos. Las empresas, tanto si están ubicadas en Lisboa, Vilna o Nicosia, disponen de las mismas condiciones para competir entre ellas. La investigación financiada con fondos europeos también ha desempeñado un papel fundamental en el régimen europeo sobre protección de datos, donde los proyectos han sido muy diligentes para contribuir a los esfuerzos nacionales y de la UE a fin de comunicar con profusión los cambios y ayudar a que las personas y las empresas se adapten al RGPD. Los siete proyectos protagonistas en este número especial se encuentran a la vanguardia de la investigación en materia de protección de datos. Además, más de uno tiene como objetivo principal el desarrollo de herramientas accesibles que ayudarán a que las empresas y las organizaciones garanticen que no solo entienden plenamente sus obligaciones, sino que cumplen con las normas del RGPD. Otros se han fijado en métodos innovadores para asegurarse de que las nuevas y cambiantes tecnologías digitales, como la nube, son «compatibles con el RGPD». En general, no cabe duda de que los resultados destacados en este número contribuirán a la importancia y al liderazgo de Europa en el actual debate mundial sobre la protección de datos. Le animamos a que nos comunique su opinión. Puede remitir preguntas o sugerencias a editorial@cordis.europa.eu.

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